Parroquia El Buen Pastor – República Dominicana

Valor del Mes:
Honestidad
Lema del Mes:
"Hágase en mí según tu palabra" (Lc. 1, 38)

Jacqueline Cruz dispuso sus últimas horas de vida al Señor y Él le dio más

Jacqueline Cruz dispuso sus últimas horas de vida al Señor y Él le dio más

Me hinco, veo un Cristo y le digo: ¿qué es eso de que tengo 72 horas de vida?, explícame.

Jacqueline Cruz Henríquez, hermana de nuestra parroquia El Buen Pastor, de la comunidad Decisión Divina, nos compartió su testimonio de sanación de un cáncer en la lengua que, junto a su comunidad y la entrega de su vida al Señor, pudo superar.

En el mes de febrero, el día en el que celebraba su séptimo aniversario de bodas con unas vacaciones fuera del país, ella notó que tenía una espinilla en la lengua y le comentó a su esposo Fausto Jon.

Al regresar de su celebración, días después, visitó a un otorrinolaringólogo por procesos médicos de su esposo. Ella le consultó al doctor sobre la espinilla y luego de revisarla, le aplicó un medicamento. En menos de una semana, la pelotita creció más del doble de su tamaño inicial, por lo que acudieron a realizarle una biopsia.

«Me sometieron, el 15 de marzo, a cirugía y me quitaron una gran parte del tumor. Mi comunidad me acompañó».

Tres semanas después llegaron los resultados que indicaron la presencia de un cáncer en la lengua llamado Leiomiosarcoma, un sarcoma agresivo y de los menos frecuentes. «Yo era el caso número nueve, documentado, en el mundo y el primero aquí en el país», explicó Jacqueline.

Enfrentar la situación

«El Viernes de Dolores (8 de abril) estaba muy feliz, porque no sentía nada. Cuando el doctor vio el resultado, se puso de color blanco. Y dijo que, si no me operaba dentro de las próximas 72 horas, no me aseguraba la vida. 

Inmediatamente le dije vamos a operarme porque tengo dos niños y ellos me necesitan con vida. Era viernes antes de Semana Santa (que los negocios cierran) y había que hacerme todo para ver qué había afectado el tumor».

Jacqueline y su esposo acordaron que ella iría al Santísimo mientras él realizaba las diligencias en los laboratorios. Al llegar a la capilla, ve a Jesús en la cruz y le habla.

«Me hinco, veo un Cristo y le digo: ¿qué es eso de que tengo 72 horas de vida?, explícame que no entiendo. Yo sé que no soy nadie. Tú sabes la hora que me toca, pero yo tengo dos muchachos chiquitos que necesito criar. Si entiendes que este es mi momento, estoy aquí, dispuesta a irme sabiendo que tienes que poner a alguien que ayude a mi esposo a criar a mis hijos. Si no, yo estoy aquí para echar la pelea contigo, porque sola no puedo».

Mientras oraba, le llama una hermana de la Pastoral Social de la parroquia, a quien le explica la situación y le pide que solicite al padre Catalino para confesarse y prepararse.
Salido de allí, asiste a una misa de sanación en la Casa de la Anunciación, junto a su prima. Al llegar, ya habían culminado la lectura y de frente tenía a Jesús Sacramentado. «Me estaba esperando a mí, el sacerdote estaba de frente a mí para ponérmelo», dijo sorprendida Jacqueline.

Al otro día, sábado, le esperaban en la clínica una junta médica para explicarle el procedimiento quirúrgico y por ser uno de esos tumores raros en el mundo. «Allá me hacen otros análisis. Me dicen que ellos nunca han hecho esto en República Dominicana, que iban a hacer todo como dice la literatura. Los veo con un semblante de tristeza y para romper el hielo hago un chiste. Uno le pide al Señor, pero sus planes una no los conoce. Tengo que confiar en el Señor».

Al salir, se dirigió junto a su esposo a la oficina para concluir todos los trabajos pendientes con sus clientes, ya que ella es contadora, y como Jacqueline afirma «uno de los planes de Dios es irnos».
El domingo, seguiría trabajando, pero sus hermanos de comunidad le llevaron al padre Catalino para confesarse y recibir la unción de los enfermos en su casa.

La operación

Parte de la característica de nuestra hermana es ser parlanchina, así comentan quienes la conocen. Los médicos indicaron que ella necesitaría ayuda psicológica y terapias para volver hablar.

El Martes Santo fue el día de su operación. Mientras median su lengua y el tamaño del corte, se dieron cuenta que su lengua era más larga de lo común. «Me salvé que, por tener la lengua larga, puedo hablar», hace un chiste al público que la escucha al contar su historia en la Asamblea de Comunidades de julio 2022.

Pequeños milagros

Jacqueline expresó que pasó los días en intensivo y vivió muchas cosas, no se daba cuenta de las horas, solo por el cambio de las enfermeras, y se la pasaba haciendo el Rosario. Sus hermanos de comunidad iban a visitarla cuando se podía; a ellos le solicitó la visita de nuestro párroco Catalino, pero nunca pensó que lo recibiría en Semana Santa. Cuando lo vio, ella pensaba que estaba soñando, pues estaba bajo efectos de los medicamentos, fue para ella un gran regalo. Otro suceso fue la visita de una señora que ella no conocía:

«Olga (hermana de comunidad) pertenece a la Casas San Pablo y una señora insistía en que debía darme un mensaje. La señora pudo ir al área de recuperación donde yo estaba y me dijo: “El Señor me mandó a decir que por no haberle negado mi vida y haber vivido su muerte y su pasión junto con Él, me daría la gracia de ver a mis hijos crecer”.

Catalino tiene razón cuando dijo “la comunidad es fundamental”, ¡no sé qué había pasado sin ellos!, porque cada minuto han estado y hemos tenido muchas situaciones que hemos afrontado juntos. Es muy importante descargar todos los miedos en Cristo Jesús. La gente me decía tú no tienes miedo, pero es que yo no puedo hacer nada, yo dejé las cosas en Sus Manos, yo tenía que esperar en Él.

Para finalizar, el lunes me entregaron los resultados de la tomografía para saber si tengo metástasis y resultó que no tengo».

Que el Señor bendiga la fe de Jacqueline Cruz, a su familia y a su comunidad para que todos como hermanos sigamos siendo Uno en el Amor y sea Él glorificado. Amén.

Cuaresma: ¿Más de lo mismo? por Rvdo. P. Catalino Tejada

Cuaresma: ¿Más de lo mismo? por Rvdo. P. Catalino Tejada

Era un viernes de Cuaresma del año 1989. Asistía a la misa diaria, a las siete de la noche, en pleno tiempo de calor. El cuerpo se refrescaba gracias a unos abanicos grandes de techo, y el alma apagaba su sed solo en Dios. Yo, un adolescente, ese día viví una experiencia muy hermosa. Se respiraba un aire de tranquilidad, de oración, incomparable.

Había pocas personas. Un grupo de señoras acababan de hacer el rosario y, después, entonaron los cantos. Un sacerdote predicó, con pocas palabras, lo que era “El Siervo de Dios, Siervo sufriente”, del profeta Isaías. Sentí que Dios me hablaba en esa misa (Eucaristía) desde el principio hasta el final.

Ese día, me senté detrás de una columna. Escogí ese lugar porque me gustaban las esquinas, para pasar desapercibido, que nadie me viera. Pese a mi deseo, sentí que Dios me vio, y que me dijo que me amaba. Estaba pasando por un momento de tristeza y, la verdad, me sentía solo. Pero Dios me vio. Fue mi primera experiencia de Dios concreta. Así tuvo sentido hacer el viacrucis y vivir aquella fase: te adoramos o Cristo y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Yo sentía que me había redimido a mí. Qué experiencia de caminar entre la gente, que va rezando, y experimentar que yo le interesaba a Dios, que Él no era ajeno al doloroso momento que estaba viviendo.

Observaba a una señora que llevaba a su hijo de la mano y una pareja que iba junto a un grupo de jóvenes que se notaba que se querían mucho porque se lo manifestaban con diferentes gestos.

El sacerdote y los ministros me hacían sentir que yo también estaba siguiendo al Señor por la vía dolorosa. Guardo el recuerdo de que vi a la gente despedirse con una alegría diferente.

Evoco esa experiencia, que para mí fue tan especial, a propósito de que ahora vamos a entrar en el tiempo de Cuaresma.

Desde niño escuché que era un tiempo muy bonito y, a partir del miércoles de ceniza, en que recordaba que “soy polvo y al polvo tengo que retornar”, me introducía en el desierto cuaresmal y el de mi vida particular.

Eso del desierto de mi vida, o de la propia Cuaresma, no lo entendía, hasta comprenderlo por experiencia propia al caer en una laguna sin sentido, cuando no me sentía amado de Dios, ni de nadie pues, como dije antes, vivía la complejidad de la adolescencia junto con las dificultades de la historia personal y familiar.

Pero Dios, que siempre tiene la iniciativa para nuestro encuentro con Él, hacía que la Cuaresma tuviera sentido, que me gustara, no era más de lo mismo. Vivía frente a la iglesia y, muy temprano, se escuchaban los cánticos y oraciones, pues hacían los laudes, que es la oración de la mañana. Yo participaba en los viacrucis en los que, como en aquel viernes santos de 1989, caminábamos por las calles e íbamos cantando, rezando, meditando la vía dolorosa y hasta hablando. Pero predominaba la oración. A mí me encantaba todo aquello porque me hacía sentir una “alegría distinta” y una “paz interior”, que no me las daba estar fuera de ahí. Y eso que: ¡Cuánto he buscado la alegría y la paz!

Desde entonces, la Cuaresma me ha aportado tantas cosas. Me ha enseñado a apreciar el silencio en medio del ruido. Ese silencio meditativo o encuentro con Dios a través de La Oración, que había escuchado, es dialogar con Dios de una manera efectiva.

He conocido muchas personas que persiguen la salud, el dinero y el amor. En la Cuaresma he aprendido que “el fin no justifica los medios”, que para llegar a un fin bueno debo emplear medios buenos. Por eso, la oración es el mejor de los medios que nos ayuda a llegar a ese fin que es un encuentro con Dios, estar en comunión con Él, tener dentro el reino de Dios para que las cosas vengan por añadidura.

En la Cuaresma comprendí que se puede hacer abstinencia o ayuno de aquello que me gusta y que, muchas veces, me hace dependiente o idólatra. Pero el amor a Dios y el amor al prójimo son una unidad y si tú quieres hacer penitencia, real no formal, debes hacerla ante Dios y también con tu hermano, con el prójimo”.

Se trata de un tiempo privilegiado para acercarnos a “Dios misericordioso” que me ha amado tal y como soy, y que es generoso con todos sus hijos (salmo 144). La Cuaresma no es solo tiempo de sufrimientos, sino de encontrar la misericordia de Dios que nos invita a ser generosos. Es su generosidad lo que me impresiona de Dios. Él entregó a su único Hijo para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn. 3,16).

A mí cuánto me ha costado imitar a Dios en la misericordia y la generosidad, y eso que me doy cuenta que no tengo nada que no haya recibido (1 Cor. 4,7): vida, salud, bienes, amor. Todo me lo ha dado Él. Y todo lo puedo en Cristo Jesús que me conforta (Fp. 4, 13).

Ahora me llegó a la memoria una frase que dijo el Papa Francisco en la pasada Cuaresma: “El ayuno sin oración es dieta”. Y yo agregaría: “La limosna sin generosidad y misericordia, es simple altruismo”. Sin esperar la recompensa que viene de Dios, que es el paso de la cuaresma de la vida a la Pascua de la vida eterna.

Por eso es tan importante vivir, con todo lo que conlleva, el Triduo Pascual: jueves santo, viernes santo y el sábado santo con la solemne vigilia pascual, madre de todas las vigilias y de todas las noches, noche maravillosa que es la noche en que Cristo resucitó.

Qué hermoso sería reservar esos días, y ponerlos dentro de nuestra lista de prioridades, para convertirlos en lo que realmente son: ¡Semana Santa! Encuentro con el amor y la misericordia de Dios al extremo.

Muchos esperan Semana Santa para descansar, pero regresan cansados. Otros buscan “juntarse” con la familia y amigos, pero una buena comunicación, que se convierte en amor a lo conocido, es don y tarea de toda la vida, y no se puede lograr solo en una semana. Hay quienes toman la Semana Santa para beber y disfrutar de lo que llaman: “vivir la vida”. ¿Pero, esa concepción de Semana Santa nos dará la verdadera alegría, gozo o la paz que tanto busca nuestro corazón? No.

Sin embargo, he recibido testimonios al invitar a la gente que quiero a quedarse en su parroquia, con su familia. Ellos han vivido la gracia de esos días que producen tanta alegría en el corazón de los niños, jóvenes y adultos. Ya en muchas parroquias exhortan a su feligresía a quedarse. Los beneficios recibidos son enormes. Lo importante es darse la oportunidad y empezar a vivirlo.

Yo que, salvo una vez por enfermedad, desde los 14 años no falto a la celebración de la Semana Santa, he visto tantos milagros en mi vida, y en la vida de muchos que se han quedado, que no dudo en invitar a quienes quiero bien a dar ese paso y vivir ese encuentro con Jesucristo que da la verdadera alegría, la que no puede dar nada más en este mundo.

Porque cuando quieres a alguien buscas su bien y compartirle lo mejor que has encontrado. Como a mis amigos, a usted le aseguro que no será más de lo mismo, compruébelo: ¡quédese! 

Reverendo Padre Catalino Tejada (Párroco parroquia El Buen Pastor)

(Fuente: Revista Rayo de Luz)

Sandra Pérez, un gran testimonio en medio de sus dificultades de salud

Sandra Pérez, un gran testimonio en medio de sus dificultades de salud

Sandra Pérez es una hermana de comunidad de nuestra parroquia El Buen Pastor con un gran testimonio en medio de sus dificultades de salud, en donde la fe nunca le ha faltado.

A través de nuestro programa de televisión Siguiendo sus Huellas, ella nos cuenta su historia.

Sandy, cómo también le llaman, padece de Lupus y Artritis reumatoidea, entre otras complicaciones. A pesar de todas las malas noticias que recibió iniciando la pandemia, la paz siempre está con ella.

Afirma que gracias a la ayuda de su comunidad y las oraciones ha podido sobrevivir.

“Si he de morir por esto, muero feliz, en fe, porque estas enfermedades me han hecho crecer”, dice Sandra.

Nuestra hermana sigue necesitando de nuestras oraciones 🙏 y del aporte económico para arreglos en el lugar donde vive, así como para sus medicamentos y alimentación.

Si te sientes motivado a ayudarla, puedes contactar a Cinthia Ferreras al teléfono (829) 712-4097.

Alba Holguín nos comparte tres grandes milagros de la Virgen en sus hijos

Alba Holguín nos comparte tres grandes milagros de la Virgen en sus hijos

 

Continuamos con los testimonios de la Virgen en este Año Jubilar Altagraciano.

Alba Holguín de Espaillat es madre de tres hijos y una creyente ferviente de la Virgen María. Es miembro de la Pastoral Familia y Vida de nuestra parroquia El Buen Pastor y nos comparte con gran emoción los milagros que la Virgen ha hecho en ella y en su familia.

Holguín cuenta que tiene muchos testimonios con la Virgen, pero los más trascendentes han sido con sus hijos, donde la Madre siempre estuvo presente de forma visible.

Alba relata que desde sus nueve años tiene una relación con la Virgen, pues afirma que Ella la eligió, y, a los 11 años de edad, vivió la experiencia de la Danza del Sol. Practicaba el rezo del Rosario, hacía confesión semanal e iba a misa por instrucción del colegio al cual asistía en Costa Rica, donde vivió desde que tenía un año hasta los 14.

Cuando regresó a República Dominicana, su práctica fue disminuyendo y se distanció. A los 19 años volvió a enganchar por una amiga de su madre, Loly Verona de García, fundadora del Ministerio de Madres y Padres Orantes en Estados Unidos.

Luego de hacer un Rosario junto con otras personas más, Verona le transmitió a Alba que, durante el rezo, entendió que la Virgen tenía una misión con Alba. Pasó un tiempo y nueva vez se distanció de la fe.

Milagros en los hijos

Su relación milagrosa con la Virgen se manifestó a sus 24 años de edad, cuando quedó embrazada de su primera hija. A las nueve semanas de gestación, el ginecólogo le dijo que tenía amenaza de aborto porque su cuerpo no producía progesterona necesaria para que el embrión se mantuviera dentro del vientre.

Alba nos explicó que en esa época ella era madre soltera y vivía en San José, Costa Rica, y decidió ir todos los fines de semana en peregrinación a la Basílica que quedaba en otra provincia, como ofrenda a la Virgen. Hoy en día esa niña, se llama Mabel y pronto cumplirá sus 20 años.

En el segundo embarazo otro evento sucedió. Alba estaba casada y vivía en R.D. Su esposo y ella creyeron haber perdido a su bebita a los cinco meses de gestación, pues expulsó una masa muy grande de su vientre. Cuando llegó a la clínica, los doctores le dijeron que se trataba de un embarazo de mellizos y uno de los bebés no se desarrolló. Gracias a Dios y a la Virgen, uno de ellos sobrevivió, Camila quien ya tiene 12 años de edad.

Sobre su tercer milagro en los hijos, Alba nos cuenta que éste fue con José Alejando, a la edad de cuatro años.
Un cinco de enero, en la casa de playa de una cuñada, el niño encontró una botellita de agua con un líquido dentro y se dio un sorbo. Este fluido era gasolina mezclada con agua y aceite, que se usó para arreglar el motor del bote del familiar que visitaban, detalló la progenitora.

«El niño se puso morado, se le trancó el esófago y, de inmediato, invoqué a la Virgen y cerré mis ojos con el niño en brazos y vi a la Madre a los pies de Jesús. En ese momento, el niño volvió en sí», dijo conmovida por el recuerdo.

Al llegar a la emergencia del centro de salud más cercano que pudieron encontrar, José Alejandro vomitó toda la gasolina. Los doctores decían que no se explicaban como el niño no tenía quemaduras ni daños en la garganta o el estómago.

Alba nos dice que su hijo no ha presentado ningún episodio producto de este evento donde fielmente cree que la Virgen fue quien lo salvó.

Consagración
Por último, nos comparte que, en el 2018, en su desesperación por una situación personal y de matrimonio, invocó la ayuda de María y ese día recibió la invitación para la consagración a Jesús por su Inmaculado Corazón. Aceptó y «de ahí en adelante todo ha sido muy diferente», afirmó.

En la actualidad Alba Holguín de Espaillat sirve en la Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento, en el Rosario de la Aurora y en la Pastoral Familia y Vida. Además, ella y sus dos hijos menores son Consagrados a Jesús por el Inmaculado Corazón de María.

Rosario de la Aurora lleno de testimonios y regalos en su V aniversario

Rosario de la Aurora lleno de testimonios y regalos en su V aniversario

Nuestra parroquia recibió una imagen de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento

Nuestra parroquia el Buen Pastor celebró con regocijo el V Aniversario del Rosario de la Aurora y recibió una nueva imagen de la Virgen, Nuestra Señora del Santísimo Sacramento del Altar, advocación con la que se celebró el rezo del Rosario.

El padre Catalino, quien presidió la celebración, agradeció a la artista dominicana Elsa Núñez, autora de la pintura, y procedió a la bendición de la obra.

Los feligreses compartieron sus testimonios y agradecimiento hacia la Madre a quien veneramos una vez al mes con el rezo del Rosario al momento de la aurora.

Las historias de la obra de María fueron breves y aquí se las compartimos.

«La Virgen María me ha enamorado y ha reconstruido el matrimonio de mi hija».

«He recibido, liberación, sanación y muchas gracias».

«El Señor me dio una cruz y un día venía muy cansada por su causa y solo me llegó esta frase de una canción “lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad”»

«Entregué mi hijo autista a la Madre y han sido enormes los avances de mi hijo. Doy muchas gracias».

«Miraba a la Virgen y la veía alegre. La Virgen está contenta por la intercesión que hacemos por el mundo entero».

«Vivo lejos y son muchas las tentaciones que llegan para no venir y ella me ha mantenido en pie, nunca he faltado».

«No pensé que estuviera viva para este momento y anoche solo le dije a la Madre: “Solo te pido que me dejes llegar al Rosario de la Aurora”. Y aquí estoy».

«Quien me llevó a la conversión fue la Virgen María, ella fue la que me encontré y a ella le estoy agradecido».

«En marzo, al inicio de la pandemia, le detectaron un cáncer a mi hermano. Su hija de 14 años me pidió que le ore a la Virgen Santísima por su padre. En la operación, mi hermano tuvo una visión en donde agarraba un manto y decía “no me dejes caer, no me dejes caer” y miró hacia arriba y vio el rostro de la Virgen».

«Cuando estuve embarazada de mi primer hijo el doctor quería practicarme un aborto porque yo tenía una enfermedad muy grave. Como ya estaba en el cuarto mes, el doctor decidió no hacerlo y me dijo que iba a nacer con problemas. Yo le pedí solamente una vez a la Virgen que me lo diera como ella quisiera, que yo lo iba a cuidar. Antes del nacimiento, en un sueño, la Virgen me enseñó a mi hijo y cuando nació era igualito. Nos hicieron una prueba a mi hijo y a mi pues podía contagiarle la enfermedad y los resultados salieron negativos. Él ahora tiene 31 años. La gloria a Dios y a la Virgen María».

Homilía

El padre Catalino,  en su homilía, nos dijo que Dios nos ha dado este gran regalo de tener una Madre y que solo Dios puede poner el equilibrio en el corazón de los seres humanos que han sido huérfanos en alguna forma.

“El Señor nos concede ir cicatrizando las heridas”.

También señaló la belleza de la Virgen María en su advocación como Nuestra Señora del Santísimo Sacramento del Altar: “Le debo a María la gracia del Santísimo Sacramento porque por decir sí, nos viene Jesucristo, atravesado que de su costado salió Sangre y Agua; sangre que es imagen de la Eucaristía, y agua, del bautismo.

Nuestro párroco aprovechó la Santa Misa para dar gracias a los hermanos Olga Aponte, Juan Carlos Guillén y Alicia Estévez por sus aportes a la Iglesia en los servicios que desempeñaron.

Testimonios Viernes Santo. Ellos Se Quedaron en El Buen Pastor y dieron su testimonio

Viernes Santo. Ellos Se Quedaron en El Buen Pastor y dieron su testimonio

Yo me quedo para que me reconfortes con tu gracia

Los participantes del Yo Me Quedo 2021, de nuestra parroquia El Buen Pastor, disfrutaron de las charlas que desde el Jueves Santo se ofrecieron en el templo y se transmitieron a través del canal de Youtube.

El mensaje que Dios le regaló para sus vidas lo compartieron como Misión en este Triduo Pascual, y aquí te compartimos lo transmitido el Viernes Santo.

Libia Tejada: “Tengo a mi padre con cáncer metastásico a huesos… estoy segura que el Señor camina a mi lado y me sostiene. A través de la charla hoy el Señor me regalo esperanza y me confirmo su promesa.

Margarita Quiñones: “Me alegró mucho haber recibirlo a Jesús ayer, no sin antes pedirle perdón por mis pecados. Y saber que siempre está con nosotros, que solo tenemos que abrir nuestro corazón”.

Marina: “Me llegaron las 3 palabras. Cuando obedecemos le estamos creyendo a Dios, eso nos lleva a aceptar su voluntad. Recibimos su gracia, si le abrimos el corazón. Cristo murió por nosotros para que seamos libres, libres de ataduras y del pecado.

Dilia Ferreira: “Me encantó que la obediencia es una decisión también los 3 dones de la obediencia y aprendí muchas cualidades de José como modelo de obediencia”.

Leticia Melgen: “»Obedecer con conocimiento me hace libre» y hoy que luchamos contra el aborto y con nuestros propios impulsos, la fe a veces me es corta”.

Yo me quedé ¿y tú? Puedes disfrutar de las charlas en el canal de la parroquia, visítanos.

Famosa cantautora italiana deja el jazz para cantarle a Dios

Famosa cantautora italiana deja el jazz para cantarle a Dios

La cantautora Dajana. Facebook – Dajana.

Trabajó con grandes artistas de la música como Lucio Dalla y Ron pero Dios tenía otros planes para ella, y dijo sí

Dajana D’Ippolito cultivó su amor por la música desde muy pequeña persiguiendo su sueño hasta convertirse en una talentosa cantautora de fama internacional desde muy joven. Decidió emprender el camino de la música jazz y participó en un sin fin de programas de televisión de rama internacional. Fue galardonada en varios festivales de música como el Area de Sanremo y ganó el Premio Lunezia.

Sin embargo un acontecimiento muy fuerte la empujó a dar un giro en su vida y entregarla completamente al servicio de Dios a través de la música sacra. La cantante italiana reconoce que antes de encontrarse con la fe, no era una persona muy creyente, sin embargo, envidiaba la fe que su madre tenía.

«No iba a la iglesia con regularidad, aunque a menudo las homilías me invitaban a profundas reflexiones. Al contrario que mi madre, una católica devota. Puedo decir que, de cierta forma, estaba celosa de su fe…»

Antes de que se encontrara con la fe trabajó con grandes artistas de la música como Lucio Dalla y Ron, pero Dios tenía otros planes para ella, y dijo sí.

Una conversión profunda

La profunda conversión de Dajana es marcada por dos momentos impactantes. El primero se trata de un encuentro emocionante con il pintor Giuseppe Afrune o el pintor de la luz, retratista oficial de Juan Pablo II, quien a través de su testimonio de fe la cautivó y emocionó. Y el segundo fue la intervención de Natuzza Evolo en un momento crucial de su vida, a quien dedicó una canción llamada Madre dell’Amore. La cantante quedó embarazada y con tan solo 26 semanas de gestación fue trasladada al hospital de emergencia. Las probabilidades de supervivencia de su bebé eran muy bajas. Sin embargo, ella se aferró a la esperanza y se encomendó a Evolo suplicándole, con un pañuelo de la vidente en mano, que interviniera a favor de su bebé Gabriele Pio.

Para ella fue un auténtico milagro que su bebé saliera adelante y está dispuesta a ofrecer su testimonio ante la comisión eclesiástica en el proceso de beatificación de Natuzza.

Tras su cambio de rumbo Dajana empieza a componer y a interpretar música sacra y litúrgica ganando la admiración de la audiencia y, finalmente, es premiada como mejor cantautora religiosa del año por su interpretación del Ave Maria de Gounod y recibió en España el Premio David como mejor publicación de música cristiana del año.

La humildad del papa Francisco

De esta manera, la famosa cantante italiana deja el jazz para cantarle a Dios a través de la música sacra y litúrgica y empezar así un camino nuevo.

Dajana fue recibida por el papa Francisco en el Vaticano donde pudo regalarle personalmente su disco de oraciones, Madre dell’Amore. Un encuentro conmovedor con el pontífice que define así:

«Me sorprendió su gran humildad – dice la cantautora – es realmente un hombre muy humilde. Bromeó y jugó con los niños y quiso darle la mano a cada uno. Se me ha quedado una emoción imborrable. Presentar el disco «Madre dell’Amore» al Santo Padre fue como recibir una bendición para mi proyecto.»

Señor estoy Aquí

Aunque normalmente su música es en italiano, busca abrirse camino entre la audiencia hispano hablante, demostrando así que los caminos de Dios no tienen idioma definido e incursionando así en la música en español.

Recientemente ha sacado una canción llamada Señor estoy Aquí; una canción que habla de entrega, de abandono en los brazos del Padre y de disponibilidad total a hacer Su voluntad. El videoclip habla por si solo en un ambiente sereno, sencillo, lleno de Dios y de paz.

(Fuente: Aleteia)

Ex-satanista mexicano regresa a la Iglesia y da testimonio: “¡El rosario es poderoso!»

Ex-satanista mexicano regresa a la Iglesia y da testimonio: “¡El rosario es poderoso!»

David Arias / via Portaluz.org

«Cuando alguien reza el rosario, ¡el mal se irrita! «, afirma el hombre que había pasado cuatro largos y oscuros años en una secta satánica

David Arias nació en la Ciudad de México, pero a los 16 años se mudó a California, donde compañeros de la escuela lo introdujeron al famoso juego ocultista de la Güija y lo invitaron a usarlo en un cementerio para contactar con demonios.

Aunque fue educado en una familia «culturalmente católica», David cuenta que tenía muchas discusiones con sus padres y familiares. Él se describe así mismo como un «perturbador».

De bases frágiles en la fe, no fue difícil que los nuevos amigos californianos lo convencieran para participar en fiestas secretas que incluían todo tipo de promiscuidad sexual y consumo ilimitado de alcohol y de drogas.

Tampoco tardó en que lo invitaran a formar parte de un grupo cerrado que denominaban «la iglesia de Satanás«.

En ese grupo había gente de todas la edades, etnias y clases sociales, desde aquellos que sólo iban vestidos de negro y que se pintaban los ojos y labios de negro hasta otros que, según David, «parecían autoridades»: médicos, abogados, ingenieros…

Con 16 años de edad, David era uno de los más jóvenes. El grupo tenía cuidado de evitar a la policía y amenazaba con matar a cualquier miembro que divulgara las prácticas internas.

Fueron cuatro largos años participando en la secta. Pero lo que el propio David define como «un vacío interior» fue lo que lo llevó a renunciar a ese estilo de vida macabro y volver a Dios y a su fe católica original.

Después de reemprender el camino de vuelta, David se casó, tuvo hijos y empezó a participar activamente en la vida parroquial, compartiendo con todos la oscura historia de su pasado, en especial con la comunidad hispana de California.

Hoy, David insiste para que los papás acompañen muy conscientemente a sus hijos, ya que los niños «tienen muy fácil acceso a muchas cosas bastante perjudiciales».

Además de eso, recomienda participar siempre en la misa, confesarse con regularidad y rezar el rosario. Y subraya:

«El rosario es poderoso. Cuando alguien reza el rosario, ¡el mal se irrita!»

(Fuente: Aleteia)

Este hombre vivió un “milagro de conversión” tras ser diagnosticado de cáncer

Este hombre vivió un “milagro de conversión” tras ser diagnosticado de cáncer

Scott Collier, conocido como ‘Catfish’, fue diagnosticado con cáncer en estadío IV a los 43 años en febrero de 2018. La primera cirugía reveló un tumor grande y células cancerosas en todo su abdomen. Los médicos le dijeron que solo le quedaban de semanas a meses de vida. Entonces, Scott enfrentó una batalla doble: luchar contra el cáncer y abrir su corazón para el perdón.

Antes de su diagnóstico, Scott vivía en Denver (Colorado, Estados Unidos), a dos casas de la casa de Shirley y su hija Rosalie, que a su vez es madre de la pequeña Neveah. Entonces Scott vivía solo, se dedicaba a trabajar fuera de casa en un empleo que odiaba y se preparaba para vender su propiedad.

Su vida transcurría sin mayor novedad hasta que conoció a Neveah, de 5 años, que solía montar bicicleta tratando de llamar su atención. “Un día me pidió que arreglara sus ruedas de entrenamiento. Hice lo que haría cualquier ser humano. Dejé lo que estaba haciendo, le compré un nuevo juego de ruedas de entrenamiento y se las puse”, dijo a National Catholic Register.

Sin embargo, después de ese encuentro su rutinaria vida empezó a cambiar. “Al día siguiente, me pidió que se las ajustara, y luego al día siguiente, algo más. Antes de darme cuenta, todas las noches estaba en su casa jugando a las ‘chapadas’ o pasando tiempo con su familia”, dijo.

La amistad que entabló con sus vecinas fue “hermosa” y se volvió muy cercana: iban a Misa juntos muchas veces, se reunían todos los años en el Día de la Madre y viajaron a la montaña, una de las actividades que le apasionaban a Scott.

Cuando Neveah alcanzó edad para ingresar al colegio, Scott convenció a Shirley y Rosalie para que la dejaran asistir al Colegio Católico de la Anunciación y se convirtió en su padrino de Confirmación. Para Scott la amistad con la niña “inició el proceso de curación de su corazón”.

“Nunca me preocupé por alguien en el mundo como me preocupé por ella. Entiendo lo que significa amar incondicionalmente a alguien”, dijo. “Ella irrumpió, derribó mis muros y me permitió preocuparme por los demás. Ella fue el principio de Dios obrando en mi corazón”, agregó.

Antes de conocer a Neveah, Scott dijo que su corazón era “negro”, que su perspectiva de vida era típicamente oscura y que siempre estaba enojado con la gente.

Según sus padres, Scott era sensible desde niño hasta la edad adulta, tendía a guardar rencor y se resentía con facilidad. Durante muchos años, Scott se distanció de sus padres, se aisló de sus amigos cada vez que experimentó dolor o enojo, luchó contra una depresión grave e incluso cuestionó su valor a los ojos de Dios.

La paternidad espiritual de Neveah comenzó a sanar su corazón, un proceso de curación que se aceleró de forma “milagrosa” cuando recibió el diagnóstico de cáncer.

“La mayor parte de mi vida quise cambiar todo. Me sentí muy miserable. Luché contra la depresión toda mi vida. Odiaba mi trabajo [corporativo]. Antes del cáncer, pasaba mucho tiempo preocupándome y estando ansioso y enojado por las cosas más pequeñas”, dijo.

Para el P. Michael O’Loughlin, padre espiritual de Scott, dijo que “el amor no fue fácil para él”. Explicó que sentía que no encajaba y se decepcionaba fácilmente con las relaciones. “Exigió algo más profundo. Esperaba algo más profundo”, explicó el sacerdote.

En el hospital, Scott tuvo una repentina convicción de reconciliarse con amigos y familiares. Fue así que, con ayuda del P. O’Loughlin, dijo que reconoció que su lado emocional y espiritual estaban “enredados” en “un cáncer de su propio tipo”, y resolvió que necesitaba ser sanado interiormente.

Scott buscó reconciliar las relaciones en su vida: Llamó a las exnovias a las que lastimó o que lo lastimaron, se reunió con exjefes con quienes su empleo terminó mal y llamó a sus padres como un primer paso para enmendar su relación con ellos.

“No creo que ninguno de nosotros comprenda la profundidad del trabajo por el que pasó, la rutina diaria del trabajo que puso para perdonar”, dijo el sacerdote. Lynn Collier, la madre de Scott, dijo que en cuanto recibió la llamada de su hijo, su “mayor temor era que muriera solo. Fue un alivio que nos llamara, que quisiera reconciliarse. Allí había perdón”.

Desde entonces, sus padres se mudaron a Colorado y lo acompañaron durante su tratamiento y siempre que lo necesitó. Scott recibió su enfermedad con total aceptación y tras la primera cirugía de extirpación del tumor, vivió un inesperado “milagro”.

Sentí que “todo el dolor con el que viví la mayor parte de mi vida – la lucha, la ansiedad, la dificultad, la depresión -, todo desapareció. Todo se fue a través del cáncer. Era casi como si el cáncer fuera una respuesta a mi iniciativa espiritual”, dijo.

Señaló que de alguna manera el cáncer fue un alivio para él, pues antes de eso “no podía vivir, pues estas cosas me estaban atascando, eran cancerosas en mi curación”, dijo. “Fue el cáncer lo que me hizo erradicar muchas de las cosas que me impedían vivir”, añadió.

Un año antes de su diagnóstico, Scott renunció a su trabajo en busca de algo más significativo. En ese entonces, “mi idea de vivir era viajar en motocicleta a Alaska [meta que llegó a cumplir]. La idea de Dios de vivir era deshacerme del cáncer dentro de mí”, dijo.

Tras la cirugía, Scott aprendió a creer que Dios es bueno y que fue amado de una manera que antes no entendía. Comprendió que su valor venía de Dios y no de otras personas. También le ayudó a recibir cada día con una actitud de que Dios tenía el control.

En enero de 2019, Scott fue declarado libre del cáncer y muchas personas lo llamaron un “milagro”, pero para el P. Francis Therese, que lo conoció hace 20 años en el noviciado cuando Scott discernía la vida religiosa, “fue un milagro de conversión, y ese fue el más importante”.

Luego de esto, Scott vendió todas sus posesiones: su casa, moticicletas y demás bienes materiales. Su plan era caminar por el sendero de los Apalaches y escuchar lo que Dios pondría en su corazón. “Siempre le gustó estar a solas con Dios. Vio este tiempo como un regalo de Dios y quiso usarlo para el Reino”, dijo el P. O’Loughlin.

Pero, tras unos días de caminata, Scott volvió a enfermarse. A finales de julio de 2019, le diagnosticaron cáncer por segunda y última vez. Su amigo Jonathan Carlson relató que tras la noticia Scott le dijo que “realmente no quiero morir, pero estoy de acuerdo con eso si eso es lo que Dios quiere”.

“De una manera similar a la de Job”, Scott “se sometería a Dios. Él vio con una santa y celosa ambivalencia que si vivía, glorificaría a Dios, y si moría, glorificaría a Dios”, pues conocía el dolor de morir y la esperanza de curarse, dijo el P. O’Loughlin.

Su segundo combate contra el cáncer implicó mucho más sufrimiento físico y dolor. En menos de un año y poco después de mudarse a la casa de sus padres, falleció el 8 de junio de 2020, en medio de una multitud de amigos de todo el mundo que oraban por él.

Carlson dijo que durante su proceso de sanación interior, Scott hizo innumerables amigos católicos y no católicos, con quienes entablaba un diálogo de fe y los llevaba a la iglesia con Mons. Charles Chaput, entonces Arzobispo de Denver.

Mantuvo el sentido del humor todo el tiempo: hizo nuevos amigos, viajó mucho, incluso con su intravenoso en la mano, mandó a hacer su propio ataúd con unos monjes trapenses y hasta bromeó con recogerlo él mismo. “Parecía tan en paz con lo que estaba sucediendo […]. No le tenía miedo a la muerte. Sabía que el cielo no estaba aquí”, dijo Jonathan Ghaly, amigo de Scott.

El P. O’Loughlin dijo que poco antes de morir, Scoot le envió dos mensajes de texto diciéndole el nombre de las personas que luchó toda su vida por perdonar. “Toda su misión era perdonar a todos. Para él era muy importante decir ‘te perdono’ y ‘lo siento’”, dijo Ghaly.

Scott dispuso pagar la matrícula de la escuela de Neveah hasta que termine la secundaria. Hoy, ella comenzó octavo grado. Él tenía afinidad por los que no encajaban del todo, por el “extraño”, pues era como ellos, dijo el P. O’Loughlin. Se sentía como un extraño en este mundo, pero convirtió esta experiencia en su misión al servicio de los demás, agregó.

En la Misa de funeral, el sacerdote dijo que si bien Scott no será reconocido por obras como las que realizó Santa Teresa de Calcuta, “sabía muy, muy bien algo que todavía estoy tratando de perforar en mi corazón, y es: un alma a la vez. Él buscó a ese ‘paria’ e invirtió completamente en esa persona”. “Scott sabía que su corazón inquieto estaba hecho para Dios, y quería que otros como él también lo supieran. Él los conduciría a Cristo de una manera hermosa”, explicó.

Para el sacerdote, más que su batalla contra el cáncer, lo sorprendente fue su batalla por las almas, incluida la suya. Él siempre buscó alinear su corazón con Dios, sabiendo que cada día podría terminar en vida o muerte, dijo.

“Era un hombre común que luchó con la fe, con su humanidad, y que estaba dispuesto a dejarte entrar. Sabía a dónde iba y estaba absolutamente seguro de Jesucristo. Quería estar con Dios”, dijo Carlson.

(Fuente: Aciprensa)

Xavi Argemí: «Aprendí a morir y así vivo mejor cada día»

Xavi Argemí: "Aprendí a morir y así vivo mejor cada día"

FAMILIA ARGEMÍ BALLBÉ / ROSA DELS VENTS

La distrofia muscular de Duchenne le va dejando sin movilidad, pero este joven de 25 años ha encontrado el modo de tomarse la vida con valentía.

Cuando tenía 3 años, los médicos descubrieron que Xavi Argemí tenía el síndrome de Duchenne, una enfermedad degenerativa e incurable. Hoy tiene 25 y considera que ha llegado el momento de compartir su experiencia vital. El resultado es un libro con un título que llama la atención: «Aprendre a morir per poder viure» («Aprender a morir para poder vivir»).

Para ayudar a otros

Y es que para Xavi cada minuto cuenta. Aunque los demás tal vez no lo perciban tan detalladamente, él ha ido detectando cómo perdía la movilidad de cada parte de su cuerpo: un día el hombro, otro un dedo. La distrofia muscular es inexorable y es consciente de que un día afectará al corazón. Ya ha pasado por la UCI últimamente. Pero su libro «no es para dar pena», afirma. «Es para ayudar a otras personas que pueden estar pasando por una situación difícil».

«No me quiero morir»

Xavi forma parte de una familia numerosa de Sabadell(Barcelona) de hondas convicciones católicas. «La fe me ha ayudado mucho. Veo que todo lo que nos ocurre tiene un sentido de eternidad y que estamos hechos para el cielo. Yo no me quiero morir, pero sí he aprendido a prepararme para cuando llegue el momento. Y eso, aunque parezca una paradoja, es lo que me hace vivir feliz«.

Más que cosas pequeñas

El secreto está, según explica, «en valorar las cosas pequeñas de la vida: un buen vaso de agua, la compañía de una persona, un atardecer, ver un partido de fútbol… Lo que para otros es algo sin importancia se puede convertir en un tesoro que te da alegría».

«Estas pequeñas cosas -escribe- no son solo un qué, son un Quien. No las veo como fruto del azar o de mi espíritu luchador e inconformista. Hay un Alguien que me ama detrás de estas pequeñas cosas, que es Dios.»

Amar y saberse amado

En esta forma de vivir, es muy importante amar y sentirse amado, y eso se lo debo a mi familia y a los amigos, que me quieren muchísimo».

Que la familia también conviva con la enfermedad

«El papel de la familia, en mi caso, y especialmente de mi madre -escribe Xavi- ha sido muy importante para que la enfermedad -y sus dolencias no fuera mi única compañera de vida.»

Xavi Argemí explica que es importante que «no solo acepte la enfermedad el enfermo, sino que también la familia esté dispuesta a convivir con ella«. Eso tiene manifestaciones palpables, que suponen «organización» familiar para hacer una excursión con el paciente, adaptar planes, incluirlo en la vida en común al máximo, hacerlo partícipe en todo lo que se pueda…

A Xavi, fan incondicional del Barça, se lo han llevado al Camp Nou; lo acompañan a la pista de baile en las bodas, silla motorizada incluida; lo han subido a la cima de la Mola…

Fotografiar 365 puestas de sol
En Instagram quedó constancia de uno de sus retos: fotografiar 365 atardeceres, uno diario, desde el mismo punto.

«Uno de mis tíos, Mateu, me llevó a Lourdes cuando yo era pequeño. Cada año, mientras ha sido posible, me ha llevado a un lugar especial. La última salida fue en enero de hace dos años, para ver la ópera ‘L’elisir d’amore’ en el Liceo«.

Es consciente de las cosas que se pierde pero asegura: «Mucha infelicidad proviene del hecho de hacer grande, en la imaginación, todo aquello que no tienes y que nunca vas a tener».

Confianza en los cuidados paliativos

¿Tienes miedo al dolor? Xavi Argemí afirma que sí, pero confía en la medicina paliativa «porque ya he tenido varias crisis y veo que es eficaz». Lo trata el doctor Christian Villavivencio, quien explica el beneficio de los cuidados paliativos: «Tratas al paciente teniendo en cuenta su situación física, social, emocional y espiritual.»

Éxito del libro

Xavi está acabando los estudios de Multimedia. Le apasiona lo que ha ido descubriendo en sus clases a distancia. Con el libro, se ha llevado la sorpresa de ver cómo crece cada día el número de lectores que le agradecen el testimonio, muy realista y a la vez muy positivo. El libro, que publica la editorial Rosa dels Vents, ya va por la 3ª edición.

Una dedicatoria especial

En el libro, la dedicatoria a sus sobrinos lo dice todo de este valiente: «Para mis sobrinos Pep y Mariola y a los que vengan, para que os ayude a afrontar los problemas y las circunstancias de la vida con alegría«.

(Fuente: Aleteia)