Parroquia El Buen Pastor – República Dominicana

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Se ordenó el Día del Padre y bendijo primero a su hijo que también es sacerdote

Se ordenó el Día del Padre y bendijo primero a su hijo que también es sacerdote

El P. Philip Ilg y su padre el P. Edmond Ilg el 21 de junio en la ordenación del segundo. Crédito: Arquidiócesis de Newark

El P. Edmond Ilg fue ordenado sacerdote el domingo 21 de junio en la Arquidiócesis de Newark, cuando en Estados Unidos y en muchos otros países se celebró el Día del Padre. Este hombre viudo reservó su primera bendición para su hijo Philip, que también es sacerdote.

“Me bautizaron luterano y en mi familia hay varios ministros de distintas denominaciones protestantes, pero respetan mi decisión. Mi historia es que mi padre se casó con mi madre en un segundo matrimonio y me tuvieron cuando ambos tenían 45 años. Es un milagro que yo exista”, explicó el recién ordenado sacerdote a ACI Prensa.

“Mis padres no iban a la iglesia así que crecí sin conocer al Señor. Puedo decir honestamente que a los 20 años no sabía el Padre Nuestro. Fue solo por la gracia de Dios que conocí a la mujer con la que me casé. Nos conocimos en un bar y allí surgió la amistad”, recordó.

La que sería luego su esposa, Constance o Connie como la llamaba con cariño, “iba a Misa a diario y yo me quedaba en casa hasta que un día le dije para ir juntos. Eso la sorprendió pero así fue que pise una iglesia católica por primera vez”.

“La liturgia y el Señor me atrajeron poco a poco y me confirmé en la Vigilia de Pascua de 1982” en la parroquia de los Mártires Norteamericanos en Queens, Nueva York, “y nos casamos en esa misma iglesia poco después ese mismo año. Muchos de mis parientes fueron a la boda católica”, relató el sacerdote que también es ingeniero químico por la Universidad de Delaware.

El P. Edmond Ilg dijo a ACI Prensa que con su esposa ingresaron al Camino Neocatecumenal cuando Philip tenía 10 años y luego de perder a su bebé Joseph durante el parto.

El ingreso al Camino “no hizo que el matrimonio fuera un lecho de rosas, todavía peleábamos y teníamos dificultades, pero con la ayuda de nuestra comunidad pudimos seguir y fortalecernos”, precisó el sacerdote.


“Mi esposa enfermó de cáncer de seno a finales de 2009 y siguió un tratamiento de quimioterapia y radioterapia. En este tiempo en la comunidad rezábamos la oración de la mañana durante las quimios. Fue un verdadero tiempo de gracia”, contó.

“Mi esposa se curó del cáncer a finales de 2010 y estábamos haciendo planes para ir a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid 2011, pero el cáncer volvió, esta vez a los huesos y a los pulmones y Connie murió en la vigilia de Pentecostés en 2011”.

El P. Edmond explicó que Connie murió “llena de paz, lo que fue un gran signo para todos los que la conocieron con su carácter fuerte y esa honestidad que con frecuencia le generaba conflictos con otros”.

“Ella no quería que mi hijo fuera al seminario para ser sacerdote, pero al final le dio su bendición y le dijo: ‘Haz la voluntad de Dios’. Esto fue un gran regalo para él y lo hizo muy feliz”.

Philip Ilg ingresó al Seminario Redemptoris Mater en Washington DC en 2006 y se ordenó sacerdote en 2016.

Su vocación sacerdotal

El P. Edmond contó a ACI Prensa que “estaba en una relación seria tiempo después de la muerte de mi esposa. Sin embargo, el llamado del Señor era más fuerte. En un momento rezaba intensamente por el discernimiento y el Señor me respondió de modo muy claro”.

“Al día siguiente de esa oración recibí un correo electrónico para una reunión sobre misiones. Un fin de semana después me dijeron que iría, así que renuncié a mi trabajo dando dos semanas de aviso y comencé la misión en una parroquia”.

El sacerdote recordó que originalmente fue asignado a una parroquia en Orlando, Florida, pero allí necesitaban a una persona bilingüe, por lo que finalmente se quedó en una parroquia de Newark, donde curiosamente no se hablaba dos lenguas sino tres: portugués, inglés y español.

“Me costó lo del idioma, pero la gente era muy buena y yo estaba allí principalmente para ayudar a los sacerdotes, así que pude realizar muchas tareas en la parroquia. Una gracia que tuve fue acompañar el ministerio en las cárceles y acompañar a los sacerdotes en varios de sus deberes, lo que me abrió los ojos al sacerdocio”, resaltó.

“Las oraciones cotidianas y compartir la vida con ellos fue de gran ayuda en mi crecimiento como cristiano”, agregó.

El P. Edmond dijo que “en 2013 la parroquia hizo una peregrinación a Canadá al santuario de los mártires norteamericanos. Esto fue muy significativo para mí porque como familia nosotros hicimos esta peregrinación en 2002, cuando el Papa San Juan Pablo II fue a Toronto para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). El viaje marcó a mi hijo y allí él comenzó su camino al sacerdocio”.


Sacerdote para siempre

El P. Edmond y otros nueve sacerdotes como el P. John Paul Ginty, fueron ordenados en la Catedral de Newark, en una Misa presidida por el Cardenal Joseph Tobin.

Un momento importante del rito es cuando el ordenando es revestido con la casulla y las demás vestiduras litúrgicas que permiten reconocerlo como sacerdote.

El presbítero dijo a ACI Prensa que “fue una bendición tener a Philip para revestirme como sacerdote. He conocido a muchos buenos sacerdotes, incluyendo a Mons. Ziccardi que lo revistió a él y que lo hizo conmigo cuando fui ordenado diácono, pero tener a Philip revistiéndome ciertamente fue muy especial”.

El P. Edmond tiene 61 años de edad, ingresó al seminario hace siete años y dice entre risas que no se siente “viejo” para emprender este camino al que Dios lo ha llamado.

“¡Para nada! ¿Por qué? La Palabra de Dios dice en Isaías 40:29-31, que ‘Él da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán’”.

El sacerdote comentó que “si hubiera sabido que debía haber emprendido este ministerio solo con mis fuerzas, hubiera sentido que no era capaz. Los proyectos que he hecho en mi vida usando solo mi voluntad y mi fuerza no han tenido éxito, pero he visto a Dios hacer cosas maravillosas con gente débil que se ha puesto en sus manos”.

“Sin importar los años que me dé a su servicio, esta es una tremenda bendición en una vida que él ya ha bendecido mucho”, concluyó.

El P. Edmond Ilg celebra su primera Misa este martes 23 de junio en Newark.

(Fuente: Aciprensa)

VIRAL: Médico reza el Rosario a diario antes de entrar al quirófano

VIRAL: Médico reza el Rosario a diario antes de entrar al quirófano

La foto del médico anestesiólogo Néstor Ramírez Arrieta ha dado la vuelta al mundo a través de las redes sociales, al convertirse en un ejemplo de cómo la fe y el rezo del Rosario ayuda a luchar en tiempos difíciles como el del coronavirus, para confiar siempre en la voluntad de Dios.

En una foto compartida por el pastor evangélico Luis Alberto Gallego se puede ver a Ramírez, quien trabaja en la Clínica Madre Bernarda de las Hermanas Franciscanas en Cartagena (Colombia), rezando el Santo Rosario antes de ingresar a una sala de operaciones.

Gallego señaló que la foto tocó su corazón, y reflexionó sobre la situación del personal de salud, que, en esta pandemia de coronavirus, soportan interminables turnos y una presión emocional “que muchos no seríamos capaces de resistir”.

“Aun así en momentos cortos de descanso, saca su rosario y se entrega a la oración. Aunque diferimos de la manera de adorar y orar ¿Alguien duda que DIOS no escucha esta oración? Hoy me uno de todo corazón a su plegaria, clamando por todos los médicos y personal de salud que sufren al límite por el bienestar de su prójimo”, agregó.

Ramírez dijo a ACI Prensa que la foto fue tomada por sorpresa y él recién se enteró días después cuando empezó a ser conocida por las redes sociales.

“Esa foto salió después de una jornada de trabajo, siempre me siento rezar el Rosario, a darle gracias a Dios por la jornada, lo hago antes de comenzar cada día en la madrugada”, señaló.

El médico anestesiólogo resaltó que reza más de una vez al día el Rosario y, si es posible, lo hace durante las operaciones largas, siempre atento a su trabajo dentro del quirófano, de manera que puede encomendar la vida de los pacientes a Dios.

“Nosotros somos hormiguitas frágiles, estamos vivos todos los días gracias a la misericordia de Dios”, subrayó.

Ramírez indicó que no siempre fue una persona de fe y que gracias a la intercesión de la Virgen y por intermedio de su esposa, que siempre ha sido una persona muy devota, logró conocer a Dios.

Luego de una crisis familiar hace 18 años, “tuve un encuentro personal con Dios, eso me movió la brújula, y comencé a buscar ayuda con asesores espirituales, comencé a regresar a la Eucaristía”, agregó.

Es ahí que regresa a la fe y hace aproximadamente 10 años es un hombre de Rosario diario, el cual marca su día desde las primeras horas de la mañana.

“A las 4:30 de la mañana ya estoy rezando mi Rosario, salgo a esa hora para Misa y de ahí me voy a trabajar”, señaló. “Y me voy más fortalecido, el día que no voy a la Eucaristía diaria, me siento vacío”.

Ramírez señaló que gracias a esta fe ha visto “cosas maravillosas” de la mano de Dios, que lo fortalece y lo ayuda a evangelizar a sus compañeros y pacientes.

“Normalmente hablo con el paciente antes de la cirugía, les hablo mucho de Dios, de que tengan fe”, indicó. “Es necesario escuchar a los pacientes, que se desahoguen, pues muchas enfermedades tienen un trasfondo espiritual”.

Además, resaltó que antes de trabajar ora frente al sagrario, donde pide a Dios que tome el control de sus manos, y que lo ayude, pues, aunque es un médico, se reconoce vulnerable, y sabe que muchas cosas pueden salir mal.

“Veo los resultados indiscutiblemente, y las cirugías fluyen como si tuviera al Espíritu Santo ahí y algunos pacientes lo han sentido”, añadió.

Ramírez señaló que sintió miedo por segunda vez hace poco, cuando realizó una traqueotomía en la sala de cuidados intensivos de los pacientes con coronavirus, que es un área de alto riesgo de contagio.

Al terminar exitosamente el procedimiento “fui a una salita, donde suelen estar los familiares de los pacientes de cuidado intensivo, pero ahora en esta pandemia suele estar vacío. Ahí siempre hay textos bíblicos, la biblia, y dije voy a leer la palabra de Dios. Y lo primero que encontré fue la parte del evangelio que decía ‘No temas, yo estoy contigo’ y salí fortalecido”, indicó.

Ramírez pidió a los fieles aumentar la fe, evangelizar y crecer espiritualmente, que son las armas para combatir todas “las dificultades que se van presentando en el día a día”.

“A los médicos los invito a creer más en Dios, a colocar en las manos del Señor a sus pacientes todos los días, y a ser más humanos con el prójimo, que ya tiene bastante cuando llega al hospital enfermo para buscar ayuda”, concluyó.

La historia de Ramírez ha sido tan conocida que el provincial de la orden dominica en Colombia y rector del Santuario Mariano Nacional de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, P. Carlos Mario Alzate Montes, lo mencionó durante su homilía por la fiesta de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.

(Fuente: Aciprensa)

Sentía un vacío enorme, en el convento encontré el amor

Sentía un vacío enorme, en el convento encontré el amor

¿Te encierras en un convento? 10 entusiastas explicaciones de jóvenes de Iesu Communio en un video lleno de luz.

«No entendía por qué teniéndolo todo, yo sentía que no tenía nada, o sea un vacío enorme».

«¿Por qué tengo que pasarme el día entero estudiando, yendo al colegio?. Entré como en un bucle de absurdo y empecé a salir muchísimo de fiesta».

«Tenía fe, pero para mí la fe era como una especie de carga de la que tienes que tirar, como que tienes que cumplir una serie de normas o dar una talla frente a Dios y frente a los demás para ser cristiana».

«Me fui poniendo metas en mi vida intentando encontrar la felicidad, el amor. Alcanzaba eso y otra vez de repente me quedaba vacía»

«Entré en un mundo muy superficial para no sufrir, para no entrar dentro»…

Es fácil identificarse con las chicas que aparecen en este video. ¿Quién no se ha hecho preguntas parecidas en algún momento?

Lo que no lo es tanto son sus respuestas, sus reflexiones, su mirada, su sonrisa, ¡su ropa!

Son jóvenes que han decidido dejarlo todo y han encontrado su lugar en un convento situado en el pueblecito de La Aguilera (España).

«Sentí que Él sabía toda mi historia, que Él me conocía y que me quería para Él…».

«Algo dentro de mí gritó: ¡Hágase!».

«Todo lo que yo no me perdonaba, lo que no aceptaba de mí misma, todas las exigencias que yo tenía sobre mi propia persona, sobre los demás,… fue como si Él todo lo tomase, como si me dijese: tu vida es mía y te quiero así».

«Desde ese momento tuve la certeza de que nunca en mi vida iba a volver a sentirme sola y que pasara lo que pasara yo tenía un amor al que recurrir. como si te hubiera tocado la lotería… Mejor. ¡Mucho mejor!».

«Señor, yo soy tuya y esto no se puede perder».

«Me está enamorando cada día más»…

(Fuente: Aleteia)

Concibió a su hijo en una violación y rechazó abortarlo: Él “es mi mayor bendición”

Concibió a su hijo en una violación y rechazó abortarlo: Él “es mi mayor bendición"

Paula Peyton y su hijo de 2 años y medio / Crédito: Facebook de Paula Kirsten Peyton

“Un regalo honorable y sincero de Dios: Eso es lo que significa el nombre de mi hijo, quien fue concebido en una violación en grupo”, así inicia su duro testimonio de vida Paula Peyton, una conferencista y activista provida que hoy apoya a mujeres que viven una situación similar.

Paula, oriunda de Memphis, Tennessee (Estados Unidos), fue concebida en una violación en 1991 y es la madre de Caleb, un niño concebido en una violación en grupo en 2017. Actualmente se desempeña como directora ejecutiva de Hope After Rape Conception, una organización sin fines de lucro dedicada a ayudar a las madres que sufrieron violación y necesitan apoyo para criar a sus hijos.

Paula relató su historia el 5 de junio en una columna publicada en la plataforma provida Live Action.

“Sufrí un trauma la noche en que fue concebido. No se puede negar la existencia de un trauma después de que dos hombres te apuntan con una pistola y te violan de todas las formas imaginables. Honestamente, cuando terminaron conmigo, no estaba seguro de por qué Dios me salvó la vida. Mi alma simplemente se apagó y viví en un perpetuo estado de duelo”, narró Paula sobre el terrible suceso que marcó su vida para siempre.

La mujer dijo que en aquel tiempo de dificultad un miembro del clero de la confesión evangélica a la que asistía “la empujó sin parar a tomar la píldora del día siguiente”.

“En aquel entonces no estaba segura de cómo me sentía sobre el plan b, pero sabía lo suficiente como para saber que podría evitar que una persona humana única se implante en el útero durante su etapa embrionaria. Así que decidí no tomarlo y evité los numerosos mensajes de texto y llamadas telefónicas del clero”, cuenta.

Paula explica que luego del traumático suceso lloraba en todo momento, “mientras rezaba y le preguntaba a Dios porqué permitiría que continuara la tortura que soporté esa noche”.

“Me sentí desagradable, agotada, como si nunca volviera a estar completa, nunca volvería a estar limpia, nunca experimentaría alegría o la sensación de tener un propósito nuevamente. Y sentí que no tenía razón para seguir viviendo”, relató.

“Pero lo hice a través de las visitas médicas, los exámenes y los tratamientos proactivos que recibí contra las ETS, en caso de que hubiera estado expuesta a algo. Soporté los terribles efectos secundarios de la profilaxis posterior a la exposición (PEP), destinada a prevenir la transmisión del VIH. Empecé a avanzar en esta nueva existencia anormal de la que no quería formar parte”, añadió.

En vez de utilizar la píldora del día siguiente, Paula decidió cambiarla en la farmacia por una prueba de embarazo. Al poco tiempo apareció la señal de “embarazada” en la pequeña pantalla digital.

“Sonreí. Sonreí tan grande. En ese momento, supe, sin lugar a dudas, que Dios me había visto (…). Dios me dio el dolor que soporté por un propósito. Me dio una razón para vivir. Me dio el mayor regalo de amor y alegría que jamás hubiera podido imaginar: la oportunidad de ser madre de un bebé perfecto”.

Luego de ese evento, la madre dijo que sus luchas no desaparecieron, pues los miembros de la iglesia a la que pertenecía la empezaron a presionar para que abortara y otros dejaron de hablarle. Hasta le llegaron a pactar citas en clínicas abortistas sin su consentimiento,

“Me dijeron una y otra vez que mi bebé era ‘malvado’, ‘un engendro de Satanás’, ‘un recordatorio permanente de la violación’, ‘ni siquiera una persona’, ‘desagradable’, ‘un error’, ‘la razón de por qué el aborto existe’, y seguían y seguían. Esas fueron las cosas más amables que dijeron. No puedo contar la cantidad de veces que me dijeron que no podría amarlo porque fui víctima de una violación”, escribió Paula.

En su interior, la ahora conferencista pensaba: “La persona a la que intentaban convencer tanto por la naturaleza intrínsecamente malvada de lo que llamaban ‘los bebés de la violación de Satanás’, había sido concebida en una violación, y no demostré ninguna de las características horribles que me dijeron que mi hijo tendría”.

Además, de ese problema, comenzó a experimentar sangrado abundante debido a una infección producto de la violación.

“Fue la experiencia más traumática: sollozar y rogarle a Dios que perdone la vida de mi bebé, que lo fortalezca, que lo ayude a aguantar”, dijo.

Luego de que le diagnosticaron el tipo de infección, Paula tomó, por semanas múltiples, rondas de tratamientos con antibióticos.

“Lloré de miedo hasta que cesó el sangrado, y cuando finalmente lo hizo, a las 20 semanas, lloré lágrimas de acción de gracias. Dios seguía protegiendo a mi bebé, y solo una semana después, ¡descubrí que era un niño!”, narró la madre de familia.

“Cuando la gente trataba de hablarme sobre el aborto, les decía que Caleb y yo estábamos muy bien y que no podía esperar para ver su rostro, abrazarlo y ser su madre. Literalmente lo llamé por su nombre durante semanas, y todavía no podía ir a la iglesia sin que me dijeran que no era ‘demasiado tarde para arreglar esto’. Recibí ofertas de muchas personas, incluida una mujer rica, que todos querían ‘ayudarme’ financiando un viaje fuera del estado a Nuevo México para un aborto tardío”, continuó Paula.

Ella dijo que “no importaba que [su embarazo] fuera mucho más allá de la edad de la viabilidad”, que “no importaba que dejara en claro desde el principio que no quería abortar”, y que “no importaba que lo amara con cada fibra de mi ser”, pues, para las personas que la rodeaban, el niño había sido “concebido en violación” y “eso significaba que no era lo suficientemente digno como para respirar una sola bocanada de aire”.

“Según ese estándar, yo tampoco”, acotó.

No obstante, a pesar del momento tan difícil, Paula se aferró a Dios y al hecho de que Él no descarta a las personas.

Cuando su bebé nació, Paula dijo que “era el bebé más feliz que había visto en su vida”.

“Ha seguido siendo el niño más alegre. A los dos años y medio, le encanta dar abrazos y besos. Me recoge flores silvestres del jardín y me pide que haga dibujos para las personas porque dice que quiere hacerlas felices. Él ama a los bebés y quiere ser un médico superhéroe cuando crezca”, cuenta la mamá del pequeño.

“A Caleb le encanta rezar, y reza todos los días para que las mamás sean amadas y para que los bebés en sus barrigas estén seguros”, agregó.

Hoy Paula mira a su hijo y reza por aquellos que ahora están en la misma “prueba que vivimos”.

“Los planes de Dios son siempre más grandes, siempre mejores, siempre para nuestro beneficio”, aseguró.

El mensaje final de Paula es que su historia, y la de su hijo, «no es triste», sino que narra el amor ilimitado y redentor de Dios.

“Nuestra historia no es triste. Es cierto que está marcado por un trauma, pero no es triste. Nuestra historia narra el amor ilimitado y redentor de Dios, que me vio en lo más profundo de mi desesperación y me dio la mayor bendición de mi vida: un niño concebido en una violación en grupo, un niño que demasiadas personas consideraron desechable, un niño que me salvó la vida, un niño que siempre fue mi regalo sincero y honorable de Dios”, concluyó.

(Fuente: Aciprensa)

Un joven indio muere en olor de santidad a los 18 años

Un joven indio muere en olor de santidad a los 18 años

Asianews

Rohan Kemu, con la vida marcada por el sufrimiento por el abandono y la distrofia muscular, pero enamorado de la Eucaristía, murió hace unos días asistido por las monjas de la Casa Mariana de Caridad de Mumbai.

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De la ciudad india de Mumbai llega la conmovedora historia de un joven de 18 años, Rohan Kemu, con discapacidad física y mental, asistido durante quince años en la Casa Mariana de la Caridad y atendido con cariño por las monjas de la Congregación del mismo nombre, fundada por el sacerdote italiano Mario Prandi (Asianews.it).

Rohan, que sufrió desde su nacimiento una forma severa de distonía muscular, perdió a su madre cuando tenía solo tres años.

Dejado solo con su padre alcohólico crónico, sufrió continuas palizas por parte de este último, lo que le redujo a un grave estado de abandono material, hasta que la gente del pueblo pidió a las monjas de la Casa de la Caridad que lo acogieran.

Al principio, dice Nirmala Carvalho a Asia News, debido a los terribles traumas que sufrió, permanecía cerrado ante cualquier intento de contacto, mostrando reacciones de verdadero pánico al escuchar voces masculinas que le recordaban a su brutal padre.

Poco a poco, recuerda el padre Godfrey Malu, diácono de la parroquia de Nuestra Señora del Mar en Uttan, fue creciendo en la casa, junto con otros acogidos, también discapacitados, y aprendió a disfrutar de la vida, a ser feliz, jovial, siempre sonriente. (Ibídem)

Amaba la Eucaristía

Después de asistir a catecismo con todos los demás niños -lo que le permitió conocer a Jesús y su amor hacia los hombres-, vivió el momento de la Primera Comunión con inmensa alegría.

Su amor por la Eucaristía, continúa el diácono, era tan fuerte que si no le traían la comunión, se molestaba y lloraba. Le encantaba seguir la misa en latín en la televisión, pero sobre todo le encantaba participar en la misa en maharati y participar de manera integral: cuerpo, mente y alma (Asianews.it).

Devoto de san Pío y de san Juan Pablo II

Debajo de la almohada guardaba las imágenes del Padre Pío y de Juan Pablo II, sus santos favoritos, a quienes pedía que intercedieran por él para que se sintiera aliviado de sus sufrimientos corporales.

Su sonrisa era tan contagiosa que algunos de los médicos que lo siguieron decidieron asumir el tratamiento médico y la cirugía que tuvo que enfrentar debido a la enfermedad.

La hermana Julie Pereira, la superiora de la casa, agrega que Rohan (…) durante 15 años ha sido un regalo para nosotros, desde que tenía tres años hasta los 18 años. Nos dio la alegría y la gracia de tocar el Cuerpo de Jesús (Ibidem).

Durante su agonía nos enseñó a orar

En sus últimos 20 días, el joven tuvo fiebre continua, tanto que la hermana Pereira lo sostuvo en sus brazos como si fuera un niño día y noche, sin dejarlo ni acostarlo.

Me sentaba en una silla, con él en mis brazos, y rezaba la coronilla a la Divina Misericordia. En esos momentos sentía la presencia de Dios, de Jesús que me decía: Este soy yo; es mi cuerpo lo que estás sosteniendo; haz esto en memoria mía; todo lo que le hiciste, lo hiciste por Jesús. Rohan nos enseñó a vivir a pesar de los muchos sufrimientos y de ofrecer nuestro dolor a Cristo. Nos enseñó a contemplar a Dios y a rezarle. Cuanto más sufría, más sincera era su oración. Incluso durante su agonía nos enseñó a orar. (Asianews.it)

Si le mirabas, tu corazón se llenaba de compasión

Rohan murió el 4 de junio en Uttan, asistido hasta el final por las monjas de la Casa Mariana de la Caridad que después de su muerte, afirmaron haber sentido «un olor a santidad». El padre Godfrey, que lo siguió durante ocho años, concluye:

Rohan fue elegido por Dios antes de nacer, para ser un ejemplo de paciencia, resistencia, misericordia y amor de Dios. Si lo mirabas, tu corazón se llenaba de compasión, pero al ver su entusiasmo, a pesar de sus limitaciones. físico, te sentías avergonzado (Ibídem).

(Fuente: Aleteia)

«Cuando te das a los demás, ahí encuentras la felicidad»

«Cuando te das a los demás, ahí encuentras la felicidad»

@losangelesdekenia

Pati y María cambiaron Europa por África: sacan adelante un orfelinato de 50 niños en Kenia y se sienten enormemente afortunadas.

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Pati y María tienen 22 años, son españolas y estudiaron Magisterio Primaria y Primaria-Infantil. Al acabar la Universidad, hicieron un voluntariado de tres meses en Kenia que les cambió la vida: atendían a 50 niños de un orfelinato.

«Vimos que ese era nuestro sitio»

Habían viajado hasta allí con la idea de «organizar, barrer y limpiar» y «llegabas y te ponían un bebé en los brazos y un biberón, y una cola de 5 bebés más».

«Muchos no han tenido nunca el cariño y el amor de una familia, de una madre», añade. Viendo aquello, decidieron que su lugar estaba ahí, «que era importante dedicar tiempo a esos niños«: «Vimos que ese era nuestro sitio».

Por esta razón pusieron en marcha «Los ángeles de Kenia», una asociación con la que trabajan de forma estable, gracias a las ayudas que reciben de muchas personas. «Los ángeles no somos nosotras, ¡son los niños!», aclaran.

«Ahora toca dar lo que hemos recibido»

Su planteamiento es sencillo: «Hemos recibido mucho en nuestra vida por parte de la familia, del colegio, de las amigas… y ahora toca darlo», explicó María a la cadena de radio Cope.

«La comodidad no te da la felicidad»

Pati añade: «La comodidad al final no te da la felicidad. Aunque allí no tenemos nada, somos mucho más felices allí que aquí. Son mogollón de horas de trabajo que nadie nos va a pagar, ni nosotras lo vamos a pedir». «En el momento en que te olvidas un rato de ti mismo -prosigue- y te das a los demás, ahí encuentras la felicidad».

Una de las lecciones que han aprendido es «lo importante que es una persona», como también «pararse a reflexionar» y «dar gracias por todo lo que tenemos».

Para ser transparentes con las ayudas que reciben y dar a conocer a otras personas su proyecto, decidieron abrir un perfil de Instagram. Y casi sin proponérselo, se han convertido en influencers, con más de 15.000 seguidores. En uno de sus posts han escrito una frase de Don Bosco que resume su trabajo: «No basta con querer a los niños, es importante que ellos sepan que son queridos».

Aquí puedes ver la entrevista que la Folk Sixty hizo a María Piédrola recientemente:

(Fuente: Aleteia)

Un diagnóstico poco esperanzador que le trajo la paz y el milagro de la maternidad

Un diagnóstico poco esperanzador que le trajo la paz y el milagro de la maternidad

Fernando Ortiz y su esposa Stephanie Florentino en la celebración del baby shower de Daniel.

Stephanie Florentino es una seguidora de Jesús. Su vida de fe alcanza los 13 años y dice que no se ha visto más tentada en abandonar a Dios que cuando tuvo su segunda pérdida de embarazo. Sin embargo, no soltó al Señor en su dolor, su comunidad le apoyó y frente a la situación genética que le impedía concebir, Jesús hizo la obra.

Ella y su esposo Fernando Ortiz, luego de dos años de casados, quedaron embarazados, pero el bebé no se desarrolló y los médicos procedieron a realizarle un legrado.

La tristeza llegó, pero su comunidad y la oración fueron su aliado. Quedaron nueva vez embarazados en la misma fecha que su gestación anterior, sin embargo, dos semanas después, perdió al bebé. No podía creer que la escena se repetía a pesar del cuidado médico.

“No tenía la fortaleza de pasar por esta situación una y otra y otra vez”, dijo Stephanie al contarnos su historia.

“Yo sé que vendrás, llegarás así a mi vida y brillo le darás, yo sé, será una realidad, y aunque ahora tenga dudas confío que será. Te esperaré…” Esta es una estrofa de una canción que escribió Stephanie con su guitarra y un corazón destrozado, con el que le siguió sirviendo al Señor y poniendo en su entrega la petición de su bebé.

El diagnóstico

Ella podía estar en un círculo de intentos fallidos debido a que era una anomalía en sus cromosomas, según los médicos.

“Estaba cansada de especialistas y estudios costosos que no brindan ninguna solución a mi problema, hasta que me encontré con un genetista que me dio un diagnóstico que podría escucharse poco esperanzador, pero de todos fue el que me hizo más feliz: “Tu necesitas sanar tu corazón. No hay nada que se pueda hacer medicamente. Si crees en algo divino, solo te queda eso”.

Comencé a llorar, pero de emoción, era lo que necesitaba escuchar para recordad que tengo un Dios demasiado grande para el cual nada es imposible, y una vez terminado con todo el proceso de evaluación le dije a Dios: ¡Esto era todo lo que necesitaba escuchar, que estoy en tus manos y de nadie más!”, compartió en su cuenta de Instagram.

Revelación

Pocas semanas después, el Señor le confirmó en un retiro de sanación, que ese año iba a concebir a su bebé y que para inicios del año próximo estaría en sus brazos.

“Tomé fuerzas del Espíritu Santo. Lo creí. Se me fue la depresión y volvimos a intentarlo. Quedé embarazada y los síntomas fueron peores que los anteriores. Estaba super asustada, pero me decía “Señor esto viene de ti””, afirmó.

Una madrugada, nos cuenta, durante sus primeros tres meses de embarazo y con licencia médica estricta, despertó con un abundante sangrado, tanto que creyó que había perdido al bebé.

“Cuando me acosté nueva vez, después de ir al baño, me llegó a la mente: “Recuerda que Daniel estuvo en el foso de los leones y no le pasó nada”. En ese momento tuve tanta paz, me calmé, seguimos orando y aquí estamos”, narró.

La mami Stephanie Florentino con su bebé Daniel en su primer día de nacido.

Daniel Bienvenido Ortiz Florentino nació el 6 de mayo de 2020 lleno del amor de sus padres y aunque la cuarentena por la pandemia del coronavirus COVID – 19 está presente, su milagro es más grande.

¡Feliz día mamá!

Trini, la religiosa de 101 años que vence al Coronavirus

Trini, la religiosa de 101 años que vence al Coronavirus

 

Gran alegría en el hospital en el momento de su salida

Se llama Trini y es religiosa. Acaba de recibir el alta tras permanecer ingresada por Coronavirus durante un par de semanas. La religiosa pertenece a la Sagrada Familia de Burdeos y tiene 101 años.

En declaraciones a Europa Press, José Antonio Ferreiro sacerdote de la parroquia de Lugo con la que colabora esta religiosa ha expresado la alegría de todo el pueblo y de su comunidad: “Está muy delicada, pero está bien, consciente, sonríe”, destacando que Trini “se alegró mucho al llegar a casa”.

La religiosa de 101 años recibió el alta el 22 de abril en el Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo y abandonó el centro entre aplausos de los médicos y enfermeros y al grito de “¡¡Bravo!! de todos ellos.

El párroco de Lugo afrima que Trini demuestra que “se puede salir adelante” y “da mucho ánimo” y “esperanza”.

Así como Trini, en el mundo se recuperan bebés de pocas semanas de nacimiento y salen del hospital personas a quienes la enfermedad no le daba tregua, como fue el caso en Santo Domingo del primer extranjero registrado con el Covid – 19, quien duró más de un mes ingresado en el hospital Militar Ramón de Lara.  

Historia principal recabada de Aleteia