La peregrinación hacia los Santuarios Marianos y Milagros Eucarísticos de Francia e Italia que realizaron, este año, nuestros hermanos de la parroquia y de otras comunidades, trajo muchas Gracias para ellos y hasta para quienes se quedaron en República Dominicana.
Les compartimos el testimonio de la hermana Amparo Benítez, de la comunidad de Emaús, quien llevó a este viaje varias intenciones: su situación de salud y la de una persona muy especial.
Amparo: Estuve en la peregrinación. Fue una experiencia maravillosa. Me fui con muchas condiciones de salud. Hace dos años me dio una arritmia, mis plaquetas empezaron a subir enormemente hasta el punto que un mes antes del viaje, mis plaquetas estaban en más de un millón, y lo máximo en las plaquetas son 450.
No había forma de bajarlas según el hematólogo. Lo último que me hicieron fue una aspiración de médula y allí me diagnosticaron Trombocitosis esencial. El doctor me dijo «tú vas a tener que seguir viviendo con esta condición, quedarte para evitar los trombos».
De todas maneras, yo sabía que la Virgen Santísima, que me había dado todas las oportunidades de irme para la peregrinación, yo iba a estar cuidada por ella y no me iba a pasar nada.
El doctor me dio unas pastillas para que las plaquetas no siguieran subiendo y no fuera a presentar ninguna situación.
A cada lugar que íbamos, le pedía a la Virgen que hiciera su obra conmigo y que las plaquetas empezaran a bajar. Cada Eucaristía que el padre Catalino celebraba era una maravilla, yo me entregaba en el momento de la consagración y le pedía a Ella que hiciera su obra en mí.
Se terminó la peregrinación y gracias a Dios, todo se portó muy bien en mi organismo, no tuve ninguna condición.
Al regresar aquí la mayoría salimos con COVID, yo di positivo, pero yo venía con una fe tan grande, porque cuando estábamos en Lourdes, cuando toqué la roca, yo sentí una emoción tan grande como si Ella me decía que siguiera a delante, «tú estás bien, no va a pasar nada». Por la roca va filtrando agua, yo me humedecí la cara y empecé a temblar. Luego fuimos a las Piscinas de Lourdes, allá hay una ceremonia hermosísima, donde hay oración, allí nos mojamos la cara, tomé de esa agua y lo hice con tanta fe y le entregué a Ella mi situación. Además, también llevaba a la peregrinación, de manera espiritual, a una hermana de comunidad que tiene una situación de salud.
¿Y cuándo sería mi sorpresa?
Ayer me hicieron la prueba nuevamente de la hemoglobina y para asombro, aunque yo sabía ya, como le comenté al padre Catalino y a varias comunidades, yo les decía «yo siento una fe tan grande y segura de que yo iba a estar mucho mejor»; y cuando fui al hematólogo hoy, los resultados dicen que mis plaquetas están en 803. Y el biómero mío también bajó y ahora está en 323. Eso quiere decir que empezó a ser escuchada la súplica a la Virgen.
Todo ha sido por las plegarias y lo único que nos queda es seguir orando. Todas las que tengan situaciones, no nos desanimemos. A veces pasa mucho tiempo, como el águila, pero hay que seguir con mucha fe. Les exhorto a seguir orando e ir al Santísimo.
Gracias a Dios y al padre Catalino porque siento que mi salud y la de mi hermana de comunidad tiene mucha esperanza de mejorar.