Parroquia El Buen Pastor – República Dominicana

Valor del Mes:
Honestidad
Lema del Mes:
"Hágase en mí según tu palabra" (Lc. 1, 38)

Este es el consejo del Papa Francisco para las vacaciones

Este es el consejo del Papa Francisco para las vacaciones

El Papa Francisco en la Audiencia General Foto: Vatican Media

A pesar de las medidas sanitarias ocasionadas por el COVID-19, el Papa Francisco aconsejó cómo vivir el período de vacaciones que está comenzando, ya que presidió este miércoles su última audiencia general antes de la habitual pausa de verano que se realiza en el Vaticano durante el mes de julio.

Tras su catequesis sobre la oración dedica en esta ocasión al rey David, el Santo Padre invitó a que esta temporada de vacaciones “sea un tiempo sereno de descanso, para disfrutar la belleza de la creación y fortalecer los vínculos con los hombres y con Dios”.

En su saludo a los polacos, el Papa Francisco dijo al comienzo de esta temporada de vacaciones que “a pesar de todas las medidas de seguridad relacionadas con la amenaza de la infección por el coronavirus (COVID-19), que espera que pueda ser un tiempo sereno de descanso, para disfrutar la belleza de la creación y fortalecer los lazos con los hombres y con Dios”.

En esta línea, el Pontífice animó a dedicar tiempo a la oración por lo que propuso el ejemplo del rey David para rezar “al Señor en el bien y en el mal” y para “alabarlo por cada gracia que recibimos de su corazón lleno de amor por nosotros” por lo que afirmó que la bendición de Dios “los acompañe siempre”.


A los fieles de lengua alemana, el Papa Francisco exhortó a “confiar por completo, también con nuestros pecados y nuestras debilidades, a Cristo, Buen Pastor, que con su corazón manso y humilde nos ofrece siempre el perdón y el consuelo en nuestras vidas para conducirnos a la alegría y a la gloria del Padre”.

“La oración es la clave del cielo y la escalera para subir a Dios”, añadió el Santo Padre a las personas de lengua árabe que siguieron la audiencia a través de los medios de comunicación social y agregó que “David nos enseña a transformar en oración nuestras alegrías y nuestros dolores, nuestras preocupaciones y nuestras esperanzas, nuestros miedos y nuestras victorias, así nuestra vida es oración y nuestra oración es vida”, por lo que invocó al Señor para que “bendiga a todos y proteja siempre de todo mal”.

Además, a los fieles francófonos el Papa sugirió que “como el rey David, permanezcamos siempre en la presencia de Dios, y en un diálogo confiado hablémosle de nuestras alegrías y dolores, de nuestros defectos y de nuestros sufrimientos” porque “el Señor es nuestro compañero de viaje en todas las circunstancias de nuestra vida”.

En este sentido, el Santo Padre se dirigió también a las personas de lengua portuguesa para desearles que “eventuales nubes en su camino nunca impidan el irradiar y el exaltar la gloria y la esperanza depositados en ustedes” y los alentó a continuar “cantando y alabando siempre al Señor en sus corazones, agradeciendo todo a Dios Padre”.

Al reflexionar en español, el Papa Francisco destacó que en la vida del rey David hubo “un hilo conductor que une toda su vida, que es la oración. Puede ser una oración con tonos de júbilo o de lamento, pero siempre en diálogo con el Creador, que lo escucha”.


“David nunca estuvo solo, aunque físicamente lo estuviera, porque —en medio de las mil dificultades de su vida— fue capaz de entablar una relación de amistad con Dios, el verdadero compañero del viaje del hombre”, subrayó el Papa quien relacionó a David con san Juan Bautista, quien fue el “profeta precursor del Mesías” y cuya fiesta la Iglesia celebra cada año el 24 de junio.

Por ello, el Santo Padre dijo que el ejemplo de san Juan Bautista, “como también el del rey David —dos hombres totalmente diferentes que vivieron la profecía y que supieron indicar dónde estaba el verdadero Dios—, sean estímulo para nuestra vida, para que busquemos la amistad de Dios a través de la oración, y nuestro ejemplo pueda ayudar a llevar a Dios a los hombres y los hombres a Dios”.

Finalmente, el Papa Francisco mostró su cercanía al pueblo mexicano y aseguró sus oraciones por las víctimas del Terremoto que sacudió el estado de Oaxaca en la mañana del 23 de junio.

“Ayer un violento terremoto azotó el sur de México, causando algunas víctimas, heridos y enormes daños. Rezamos por todos ellos. Que la ayuda de Dios y de los hermanos les dé fuerza y apoyo. Hermanos y hermanas les estoy muy cercano”, advirtió el Santo Padre.

(Fuente: Aciprensa)

 

 

¿Cuántas misas puede celebrar al día un sacerdote?

¿Cuántas misas puede celebrar al día un sacerdote?

Foto de archivo

Lo normal es una diaria, pero hay excepciones.

Después de la cuarentena por la Covid-19, se reanudan las misas y la Iglesia se esfuerza por permitir que asista el mayor número de personas respetando la distancia social y otras normas de salud.
En muchos templos se sientan dos personas por banco, cada una en un extremo, y sólo uno de cada dos bancos queda ocupado.

La situación es especialmente delicada en los lugares densamente poblados.

¿Es posible aumentar el número de misas?

“Exceptuados aquellos casos en que, según el derecho, se puede celebrar o concelebrar más de una vez la Eucaristía en el mismo día, no es lícito que el sacerdote celebre más de una vez al día“, especifica el Código de Derecho Canónico (Canon 905).

Del mismo modo, “si hay escasez de sacerdotes, el Ordinario del lugar puede conceder que, con causa justa, celebren dos veces al día, e incluso, cuando lo exige una necesidad pastoral, tres veces los domingos y fiestas de precepto”.

Por lo tanto, dependiendo de la “densidad” de la asamblea parroquial, un sacerdote podría celebrar hasta tres misas el domingo.

Dicho esto, la salvación de las almas aún tiene prioridad; se puede imaginar que un obispo autorice excepcionalmente a los sacerdotes, dadas las circunstancias, a celebrar un mayor número de misas por día.

La idea del artículo del código de Derecho Canónico fue pensada para que el sacerdote no sea “una máquina de masas” y permita respetar el misterio que allí se celebra.

(Fuente: Aleteia)

12 claves para comprender el dogma de la Santísima Trinidad

12 claves para comprender el dogma de la Santísima Trinidad

 

Este domingo la Iglesia celebra la Solemnidad de la Santísima Trinidad, misterio central de la fe cristiana. Aquí te presentamos 12 claves para adentrarnos un poco más en este dogma:

1. La palabra Trinidad nace del latín

Proviene de la palabra latina “trinitas”, que significa “tres” y “triada”. El equivalente en griego es “triados”.

2. Fue utilizada por primera vez por Teófilo de Antioquía

El primer uso reconocido del término fue de Teófilo de Antioquía alrededor del año 170 para expresar la unión de las tres divinas personas en Dios.

En los tres primeros días que preceden a la creación del sol y de la luna, el Obispo ve imágenes de la Trinidad: “Los tres días que preceden a la creación de los cuerpos luminosos son símbolos de la Trinidad, de Dios, de su Verbo y de su Sabiduría”. (Para Autólicus 2:15)

3. Trinidad significa un solo Dios y tres personas distintas

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (CCIC) lo explica así: “La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo”. (CCIC, 48)

4. La Trinidad es el misterio central de la fe cristiana

Sí, y el Compendio lo explica de esta forma: “El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (CCIC, 44)

5. La Iglesia definió de forma infalible el dogma de la Santísima Trinidad

El dogma de la Trinidad se definió en dos etapas, en el primer Concilio de Nicea (325 D.C.) y el primer Concilio de Constantinopla (381 D.C.).

En el Concilio de Nicea se definió la divinidad del Hijo y se escribió la parte del Credo que se ocupa de Él. Este concilio fue convocado para hacer frente a la herejía arriana, que afirmaba que el Hijo era un ser sobrenatural pero no Dios.

En el Concilio de Constantinopla se definió la divinidad del Espíritu Santo. Este concilio combatió una herejía conocida como macedonianismo (porque sus defensores eran de Macedonia), que negaba la divinidad del Espíritu Santo.

6. La Trinidad se sustenta en la revelación divina dejada por Cristo

La Trinidad solo puede probarse a través de la revelación divina que Jesús nos trajo. No se puede demostrar por la razón natural o únicamente desde el Antiguo Testamento. El CCIC explica:

“Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo, y es la fuente de todos los demás misterios”. (CCIC, 45).

Aunque el vocabulario utilizado para expresar la doctrina de la Trinidad tomó tiempo para desarrollarse, se puede demostrar los distintos aspectos de esta doctrina con las Sagradas Escrituras.

7. La Biblia enseña que existe un solo Dios

El hecho de que solo hay un Dios se puso de manifiesto en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, el libro de Isaías dice:

«Ustedes son mis testigos, dice Yahvé, y son mi servidor, que he elegido; sépanlo, pues, y crean en mí, y comprendan que Yo Soy. Ningún Dios fue formado antes de mí, y ningún otro existirá después”. (Is. 43:10)

“Así habla el rey de Israel y su redentor, Yahvé de los Ejércitos: ‘Yo soy el primero y el último; no hay otro Dios fuera de mí’. (Is. 44: 6).

8. El Padre es proclamado como Dios numerosas veces en el Nuevo Testamento

Por ejemplo, en las epístolas de San Pablo se narra lo siguiente: “¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias y Dios de toda consolación (…)”. (II Cor. 1: 3).

“Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, que actúa por todos y está en todos. (Ef. 4: 5-6)

9. La Biblia también demuestra que el Hijo es Dios

Esto es proclamado en varias partes del Nuevo Testamento, incluyendo al comienzo del Evangelio de San Juan:

“En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios (…) Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único, en él todo era don amoroso y verdad”. (Jn. 1: 1, 14)

También: “Después dijo a Tomás: ‘Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y cree’. Tomás exclamó: ‘Tú eres mi Señor y mi Dios’”. (Jn. 20: 27-28)

10. El Espíritu Santo es Dios y así lo afirman las Escrituras

En el libro de Hechos, el Espíritu Santo es retratado como una persona divina que habla y que a la que no se le puede mentir:


“Mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: ‘Separadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado’”. (Hechos 13: 2)

“Pedro le dijo: ‘Ananías, ¿por qué has dejado que Satanás se apoderara de tu corazón? Te has guardado una parte del dinero; ¿por qué intentas engañar al Espíritu Santo? Podías guardar tu propiedad y, si la vendías, podías también quedarte con todo. ¿Por qué has hecho eso? No has mentido a los hombres, sino a Dios’”. (Hechos 5: 3-4)

11. La distinción de tres Personas divinas se demuestra con la Biblia

La distinción de las Personas se puede demostrar, por ejemplo, en el hecho de que Jesús habla a su padre. Esto no tendría sentido si fueran una y la misma persona.

“En aquella ocasión Jesús exclamó: ‘Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer”. (Mt. 11: 25-27).

El hecho de que Jesús no es la misma persona que el Espíritu Santo se revela cuando Jesús -que ha estado funcionando como Paráclito (en griego, Parakletos) de los discípulos- dice que va a orar al Padre y el Padre les dará “otro Paráclito», que es el Espíritu Santo. Esto demuestra la distinción de las tres Personas: Jesús que ora; el Padre que envía; y el Espíritu que viene:

“y yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes”. (Jn. 14: 16-17)

12. El Hijo procede del Padre y el Espíritu procede del Padre y del Hijo

“Es ciertamente de fe que el Hijo procede del Padre por una verdadera generación. Según el Credo Niceno-Constantinopolitano, Él es “engendrado antes de todos los siglos». Pero la procesión de una Persona Divina, como el término del acto por el cual Dios conoce su propia naturaleza, es propiamente llamada generación” (Enciclopedia Católica).

El hecho de que el Hijo es generado por el Padre está indicado por los nombres de esas Personas. La segunda persona de la Trinidad no sería un Hijo si no hubiera sido generado por la primera persona de la Trinidad.

El hecho de que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo se refleja en otra declaración de Jesús:

“Cuando venga el Paráclito que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí”. (Jn. 15: 26)

Esto representa al Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo («que yo os enviaré»). Las funciones exteriores de las Personas de la Trinidad reflejan sus relaciones mutuas entre sí. También puede decirse que el Espíritu Santo procede del Padre por medio del Hijo.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.

(Fuente: Aciprensa)

Las partes de un templo y su significado

Las partes de un templo y su significado

Pixabay

¿Sabes cuál es el lugar más importante de una iglesia?

Haga click aquí para abrir el carrusel fotográfico

Esta es una guía para conocer un poco más los elementos de un templo católico, su origen y su significado:

El presbiterio
La palabra presbiterio viene del latín “presbyterium”, que significa “consejo de ancianos”. Hoy a los sacerdotes se les llama presbíteros, siguiendo la tradición de los primeros cristianos.

Designaron presbíteros en cada Iglesia y después de hacer oración con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. (Hechos 14:23)

Dentro de la arquitectura de la iglesia o templo, es el lugar más alto; generalmente se llega a él después de subir dos o tres peldaños, y es, como la palabra indica, el recinto de los presbíteros o sacerdotes, el lugar que precede al altar mayor.

El altar
Altar viene de la palabra latina “altare” que significa “elevación”. Antiguamente los altares servían para ofrecer ofrendas y sacrificios. La mayoría eran de piedra y eran llamados aras. El más famoso del imperio romano fue el Ara Pacis, dedicado a la diosa Pax.

Más tarde los primeros cristianos comenzaron a usar tablas o mesas también para celebrar un sacrificio, una conmemoración, y una repetición, del sacrificio de Cristo.

En la zona del presbiterio se encuentra el altar. En él se colocan las ofrendas y se realiza la consagración del pan y el vino, su conversión en el cuerpo y la sangre de Cristo.

La sede
La sede o cátedra es la silla más grande dentro del presbítero donde se sienta el sacerdote. Esta recuerda a la cathedra Petri, y simboliza la autoridad espiritual que recibió el apóstol de Jesucristo.

El ambón
El ambón es el lugar donde se proclama la Palabra de Dios. Puede tener forma de atril, podio o púlpito. En algunas iglesias, siguiendo la antigua costumbre, existen dos ambones: el de la derecha (mirando hacia el altar) se usa para leer las lecturas y el salmo responsorial, mientras que el de la izquierda se usa para proclamar el Evangelio. Se suele vestir el ambón con los colores del calendario litúrgico.

Según el Misal, estas son las características que tiene que tener el ambón:

  1. Que la Palabra de Dios se proclame desde un lugar (no desde un mueble que se quita y se pone);
  2. Que se trate de un lugar adecuado a la dignidad de la Palabra;
  3. Finalmente, que no se limite a tener sólo una buena acústica, sino que sea visualmente destacado.

La credencia
La palabra credencia viene del latín credens, creyente. Es una mesita que se sitúa junto al altar en la cual se apoyan los elementos que van a ser utilizados en la celebración, es decir: las vinajeras, la campanilla, el lavabo y los otros objetos litúrgicos que no deben dejarse sobre el altar.

Los primeros antecedentes de las credencias se encuentran en las catacumbas en que se han descubierto algunos vestigios que recuerdan a las mismas.

El sagrario
El sagrario o tabernáculo es una pequeña caja o armario donde se guarda al Santísimo Sacramento. En los primeros siglos nació la costumbre de reservar las especies sacramentales. En los primeros siglos del cristianismo se guardaban las especies sacramentales en las casas y luego en los Templos.

Desde la época de Constantino y en los siglos posteriores inmediatos, se suspendía en una caja de oro sobre el altar. Más adelante, cuando nacieron los retablos fijos (donde se colocan las imágenes de los santos), el sagrario se colocaba detrás del retablo.

El fin primario y principal del sagrario es la reserva de las sagradas especies consagradas que son usadas principalmente para la administración del viático. Es el lugar más importante dentro de la iglesia ya que sabemos que es Dios mismo sacramentado quien descansa en ese lugar.

El Misal Romano dice:

“Se recomienda insistentemente que haya un lugar para la reserva de la Sagrada Eucaristía en la Capilla, que sea idóneo para la adoración privada de los fieles. Si esto fuera posible, se pondrá el Santísimo Sacramento conforme a la estructura de cada templo, en otro sitio que sea verdaderamente noble y esté debidamente adornado. Y solamente en un Sagrario, sólido e inviolable (OGMR 276-277).

El sagrario está siempre iluminado con una lámpara en señal de que el Santísimo Sacramento está presente allí.

Fuente o Pila Bautismal
Las pilas bautismales son recipientes en los que se contiene el agua para impartir el sacramento del bautismo.

Las primeras pilas bautismales se encontraban ya en las catacumbas. Estas pilas primitivas eran grandes y rectangulares, como una piscina. A partir del siglo XIV, las pilas se hicieron de menor tamaño. De piedra, de bronce u otro material, estaban cubiertas con una especie de torrecilla o cimborio y muchas veces se colocaban a un lado de la iglesia apenas pasada la puerta de entrada.

La cruz
En cada iglesia siempre hay una cruz, el símbolo más importante de los cristianos, ya que por ella Jesús nos donó la salvación. Son de distintos tipos y estilos; según el lugar puedes estar más o menos decoradas y ser más o menos antiguas.

Nave central
Nave viene de la palabra latina navos, que denomina al lugar entre dos columnas o muros.

La nave central es el lugar reservado a los fieles dentro de la iglesia, el lugar donde se encuentran los bancos colocados de tal forma que todos puedan participar, escuchando y participando con las distintas posturas recomendadas en los diversos momentos de las celebraciones litúrgicas.

Confesionario
El confesionario es un pequeño recinto aislado dentro de la iglesia, generalmente de madera, que sirve para administrar el sacramento de la reconciliación. Se divide en dos sectores, muchas veces conectados por una ventanilla; de un lado el sacerdote escucha la confesión del fiel que se acerca al sacramento.

Vía Crucis
Es un conjunto de catorce imágenes adheridas a los muros alrededor de la iglesia que representan las estaciones de la Pasión del Señor recordándonos la Vía Dolorosa. El Vía Crucis generalmente está compuesto por 14 estaciones, pero algunas veces se le agrega una estación más: la “Resurrección”.

Agua bendita
La pila de agua bendita, que es diferente a la pila bautismal, es un recipiente de piedra u otro material que se encuentra a la entrada de la iglesia y que contiene agua bendita, de manera que el que entra o sale pueda santiguarse con ella.

El origen de estas pilas de agua bendita se remonta a los primeros cristianos; en las catacumbas se encontraron los primeros recipientes para colocar el agua bendita hechos de mármol o de barro cocido.

(Fuente: Aleteia)