Parroquia El Buen Pastor – República Dominicana

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"Hágase en mí según tu palabra" (Lc. 1, 38)

Jamás callen a un niño que llora en la iglesia, dice el Papa

Jamás callen a un niño que llora en la iglesia, dice el Papa

El Santo Padre, el Papa Francisco, en medio de su catequesis sobre la Oración y los Salmos que ofreció este jueves 22 de octubre, reflexionó sobre la ternura de Dios al ver a una madre que amamantaba a su hijo o hija durante la audiencia. 

A su vez, apreció la voz del infante que lloraba y dijo: «Jamás callar a un niño que llora en la Iglesia, jamás, porque es la voz que llama la ternura de Dios». 

Sus breves palabras ante este gesto concluyeron con un agradecimiento a la madre por ser símbolo de la ternura de Dios.

Catequesis del Papa. No al ateísmo cotidiano: «amo a Dios pero no a mi hermano»

Catequesis del Papa. No al ateísmo cotidiano: "amo a Dios pero no a mi hermano"

Existe una oración falsa, en la que se busca ser admirados, cubrir las propias necesidades o encontrar consuelo. Esa oración, en la que el hermano no está presente, no es una oración cristiana: lo afirmó el Papa en la última catequesis sobre los salmos, en la que partió de la figura del “impío”, es decir, de aquella persona que vive como si Dios no existiera, y en la que habló del “ateísmo” que practica quien reza, pero no reconoce la persona humana como imagen de Dios, y que es “la peor ofensa que se puede llevar al templo y al altar”.

El “sagrado temor de Dios” es lo que nos hace plenamente humanos: el Papa Francisco realizó esta afirmación en su catequesis durante la Audiencia General, con la que completó la serie sobre la oración de los Salmos. A partir de la figura del “impío”, es decir de aquel que “vive como si Dios no existiera”, que “no teme juicios sobre lo que piensa y lo que hace” Francisco explicó que el Libro de los Salmos “presenta la oración como la realidad fundamental de la vida”, pues ella es “la salvación del ser humano”.

La referencia al absoluto y al trascendente – que los maestros de ascética llaman el “sagrado temor de Dios” – es lo que nos hace plenamente humanos, es el límite que nos salva de nosotros mismos, impidiendo que nos abalancemos sobre esta vida de forma rapaz y voraz. La oración es la salvación del ser humano.

La oración responsabiliza, no es un calmante para aliviar ansiedades

El Papa se refirió luego a la “oración falsa”, es decir, aquella “sólo para ser admirados por los otros”, contraponiéndola con aquella sincera, que “hace contemplar la realidad con los ojos mismos de Dios”:

«Existe por desgracia una oración falsa, en la que se busca ser admirados, cubrir las propias necesidades o encontrar consuelo. Esa oración, en la que el hermano no está presente, no es una oración cristiana. Como vemos en el Padrenuestro, el otro se hace importante y nosotros responsables».

“Quienes van a misa sólo para hacer ver que van a misa, que son católicos o para mostrar el último modelo que han comprado… para hacer una buena figura social. Van a una oración falsa.”

Las puertas de las iglesias no son barreras, sino “membranas” permeables

La oración, dijo en la catequesis en italiano “no es un calmante para aliviar las ansiedades de la vida”. La oración “responsabiliza”. Para “aprender” esta forma de rezar, el Salterio “es una gran escuela”: todas estas oraciones han sido usadas antes en el Templo de Jerusalén y después en las sinagogas.

Por eso, hallamos en los salmos tanto oraciones íntimas, como comunitarias, de modo que la plegaria personal se alimenta de la litúrgica y viceversa. Ambas se convierten en patrimonio de todos.

La oración puede comenzar en la tenue luz de una nave, pero luego termina su recorrido por las calles de la ciudad. Y viceversa, puede brotar durante las ocupaciones diarias y encontrar cumplimiento en la liturgia. Las puertas de las iglesias no son barreras, sino “membranas” permeables, listas para recoger el grito de todos.

Se reza con el corazón

Cuando se reza, dijo también Francisco, todo adquiere «espesor», adquiere peso, “como si Dios la tomara en sus manos y la transformara”. Y el “peor servicio” que se puede prestar a Dios, y también al hombre, es rezar cansadamente, como costumbre:

“Rezar como loros, bla, bla, bla… ¡No! Se reza con el corazón.”

El ateísmo cotidiano: amo a Dios, pero no amo a mi hermano

“En la oración del Salterio el mundo está siempre presente”. En resumen, – dijo el Papa – donde está Dios, también debe estar el hombre. La Sagrada Escritura es categórica: «Nosotros amemos, porque él nos amó primero». Por eso Francisco concluyó la catequesis con ejemplos prácticos:

Si alguno dice “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de Él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano» (1 Jn 4, 19-21).

Si rezas muchos rosarios al día, pero luego hablas mal de los demás, y guardas rencor en tu interior, si sientes odio hacia los demás, eso es puro artificio, no es verdad. […]Dios no sostiene el “ateísmo” de quien niega la imagen divina que está impresa en todo ser humano. […]Creo en Dios, pero con los demás, «distancia», y me permito odiar a los demás. Esto es ateísmo práctico. No reconocer la persona humana como imagen de Dios es un sacrilegio, es una abominación, es la peor ofensa que se puede llevar al templo y al altar.

Por todo lo explicado, el Sumo Pontífice concluyó sus reflexiones sobre el Salterio con la esperanza de que la oración de los salmos nos ayude a no caer en la tentación de la “impiedad”, es decir de vivir, y quizá también de rezar, como si Dios no existiera, y como si los pobres no existieran.

(Fuente: Vatican News)

Papa Francisco: Para rezar bien debemos rezar como somos, sin maquillar el alma

Papa Francisco: Para rezar bien debemos rezar como somos, sin maquillar el alma

Imagen referencial. El Papa Francisco en el Vaticano. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

El Papa Francisco animó en la Audiencia General de este miércoles 14 de octubre a “no maquillar el alma para rezar” sino ir al Señor “como somos, con las cosas bellas y con las cosas feas”.

“Y esto no lo olviden, para rezar bien debemos rezar como somos, no maquillados, no maquillar el alma para rezar: ‘Señor, yo soy así’. Ir al Señor como somos, con las cosas bellas, y con las cosas feas, que nadie conoce, pero que nosotros conocemos en el interior”, advirtió.

El Santo Padre continuó con su serie de catequesis sobre la oración, y hoy la dedicó al Libro de los Salmos “un libro compuesto solo de oraciones, libro que se ha convertido en patria, lugar de entrenamiento y casa de innumerables orantes” porque “comunica el ‘saber rezar’ a través de la experiencia del diálogo con Dios”.

“En los salmos encontramos todos los sentimientos humanos: las alegrías, los dolores, las dudas, las esperanzas, las amarguras que colorean nuestra vida”, destacó el Papa.

Además, el Pontífice citó el Catecismo de la Iglesia Católica que afirma que cada salmo “es de una sobriedad tal que verdaderamente pueden orar con él los hombres de toda condición y de todo tiempo”.


Por ello, el Papa subrayó que “leyendo y releyendo los salmos, nosotros aprendemos el lenguaje de la oración. Dios Padre, de hecho, con su Espíritu los ha inspirado en el corazón del rey David y de otros orantes, para enseñar a cada hombre y mujer cómo alabarle, darle gracias, suplicarle, cómo invocarle en la alegría y en el dolor, cómo contar las maravillas de sus obras y de su Ley. En síntesis, los salmos son la palabra de Dios que nosotros humanos usamos para hablar con Él”.

En esta línea, el Santo Padre describió que en los salmos “no encontramos personas etéreas, personas abstractas, gente que confunde la oración con la experiencia estética o alienante. No” ya que “los salmos no son textos nacidos en la mesa, sino invocaciones, a menudo dramáticas, que brotan de la vida de la existencia”.

“En los salmos escuchamos las voces de orantes de carne y hueso, cuya vida, como la de todos, está plagada de problemas, de fatigas, de incertidumbres. El salmista no responde de forma radical a este sufrimiento: sabe que pertenece a la vida. Sin embargo, en los salmos el sufrimiento se transforma en pregunta. Del sufrir al preguntar”.

De este modo, el Papa dijo que “entre las muchas preguntas, hay una que permanece suspendida, como un grito incesante que atraviesa todo el libro de lado a lado, una pregunta que también nosotros repetimos muchas veces: ‘¿Hasta cuándo Señor? ¿Hasta cuándo?’” y añadió que “cada dolor reclama una liberación, cada lágrima pide invoca un consuelo, cada herida espera una curación, cada calumnia una sentencia absolutoria”.

“Planteando continuamente preguntas de este tipo, los salmos nos enseñan a no volvernos adictos al dolor, y nos recuerdan que la vida no es salvada si no es sanada. La existencia del hombre es un soplo, su historia es fugaz, pero el orante sabe que es valioso a los ojos de Dios, por eso tiene sentido gritar”.

En este sentido, el Santo Padre destacó que es importante recordarlo cuando vamos a rezar “vamos porque sabemos ser valiosos a los ojos de Dios y por eso voy a rezar… tú lo sabes, lo sabes incluso en el inconsciente, pero lo sabes. Es la gracia del Espíritu Santo dentro que te empuja a ir a esta sabiduría, que tú eres valioso a los ojos de Dios y por ello, vas a rezar”.

“La oración de los salmos es el testimonio de este grito: un grito múltiple, porque en la vida el dolor asume mil formas, y toma el nombre de enfermedad, odio, guerra, persecución, desconfianza… Hasta el ‘escándalo’ supremo, el de la muerte. La muerte aparece en el Salterio como la más irracional enemiga del hombre: ¿qué delito merece un castigo tan cruel, que conlleva la aniquilación y el final? El orante de los salmos pide a Dios intervenir donde todos los esfuerzos humanos son vanos. Por esto la oración, ya en sí misma, es camino de salvación e inicio de salvación”, afirmó el Papa.

En esta línea, el Pontífice destacó que en los salmos “el dolor se convierte en relación: grito de ayuda que espera interceptar un oído que escuche. No puede permanecer sin sentido, sin objetivo” y agregó que “también los dolores que sufrimos no pueden ser solo casos específicos de una ley universal: son siempre ‘mis’ lágrimas. Piensen en esto: las lágrimas no son universales, son ‘mis’ lágrimas, cada uno tiene las suyas, mis lágrimas, mi dolor me empuja a ir hacia adelante en la oración. Son mis lágrimas que nadie ha derramado nunca antes de mi. Muchos han llorado antes, pero mi dolor es mío, mi sufrimiento es mío”.


Por ello, el Papa explicó que “todos los dolores de los hombres para Dios son sagrados” porque “delante de Dios no somos desconocidos, o números. Somos rostros y corazones, conocidos uno a uno, por nombre”.

“En los salmos, el creyente encuentra una respuesta. Él sabe que, incluso si todas las puertas humanas estuvieran cerradas, la puerta de Dios está abierta. Si incluso todo el mundo hubiera emitido un veredicto de condena, en Dios hay salvación”, advirtió.

En este sentido, el Santo Padre indicó que a veces en la oración basta saber que “el Señor escucha” porque “no siempre los problemas se resuelven. Quien reza no es un iluso: sabe que muchas cuestiones de la vida de aquí abajo se quedan sin resolver, sin salida; el sufrimiento nos acompañará y, superada la batalla, habrá otras que nos esperan. Pero, si somos escuchados, todo se vuelve más soportable”.

“Lo peor que puede suceder es sufrir en el abandono, sin ser recordados. De esto nos salva la oración. Porque puede suceder, y también a menudo, que no entendamos los diseños de Dios. Pero nuestros gritos no se estancan aquí abajo: suben hasta Él, el Señor, que tiene corazón de Padre, y que llora Él mismo por cada hijo e hija que sufre y que muere”.

Finalmente, el Papa confió “a mí me hace bien en los momentos difíciles pensar a Jesús llorando, cuando lloró mirando a Jerusalén, cuando lloró ante la tumba de Lázaro, Dios ha llorado por mí, Dios llora, llora por nuestros dolores, Dios ha querido hacerse hombre, decía un escritor espiritual, para poder llorar, pensar que Jesús llora conmigo en el dolor es una consolación, nos ayuda a ir hacia adelante”.

“Si nos quedamos en la relación con Él, la vida no nos ahorra los sufrimientos, pero se abre un gran horizonte de bien y se encamina hacia su realización. Ánimo y adelante con la oración, Jesús siempre está al lado de nosotros”, concluyó el Papa.

(Fuente: Aciprensa)

Francisco: contemplar para cuidar y custodiar la casa común

Francisco: contemplar para cuidar y custodiar la casa común

En la Audiencia General de este miércoles 16 de septiembre, Papa Francisco se refirió al Cuidado de la casa común y la actitud contemplativa, exhortando a “recuperar la dimensión contemplativa” porque “el mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación”.

“Para salir de una pandemia, es necesario cuidarse y cuidarnos mutuamente” expresó el Papa Francisco en la Audiencia general de este miércoles 16 de septiembre en el Patio de San Dámaso, continuando con las catequesis sobre cómo sanar el mundo. El Santo Padre, comenzó destacando el papel esencial de los “cuidadores” en la sociedad, “aunque a menudo no reciban ni el reconocimiento ni la remuneración que merecen”. “El cuidado es una regla de oro de nuestra humanidad y trae consigo salud y esperanza” afirmó.

En el marco del Jubileo de la Tierra, a la luz de la encíclica Laudato si’ subrayó que “este cuidado abraza también a nuestra casa común: a la tierra y a cada una de sus criaturas”, recordando que abusar de la creación es “un pecado grave que daña y enferma”. “La creación no es un mero ‘recurso’”, continua el Pontífice, sino que “las criaturas tienen un valor en sí y reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios”. Sin embargo, para descubrir ese valor y ese rayo de luz divina es necesario el silencio, la escucha y la contemplación, que también sana el alma.

“Sin contemplación es fácil caer en un antropocentrismo desviado y soberbio, el “yo” al centro de todo, que sobredimensiona nuestro papel de seres humanos y nos posiciona como dominadores absolutos de todas las criaturas.”

Este antropocentrismo desviado, puede hacernos creer que “estamos en el centro, pretendiendo que ocupamos el lugar de Dios; y así arruinamos la armonía de la creación, la armonía del plan d Dios”, convirtiéndonos “en depredadores, olvidando nuestra vocación de custodios de la vida”. “El trabajo no es sinónimo de explotación –afirma el Santo Padre-, sino que siempre va acompañado de cuidados: arar y proteger, trabajar y cuidar… esta es nuestra misión”.

“El mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación” subraya Papa Francisco, “es importante recuperar la dimensión contemplativa”. Cuando contemplamos, descubrimos en los demás y en la naturaleza algo mucho más grande que su utilidad, descubrimos el valor intrínseco de las cosas que les ha dado Dios.

Como ejemplo de esta contemplación, el Santo Padre recuerda la invitación final en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola a la “Contemplación para alcanzar amor”. Un llamado “a considerar cómo Dios mira a sus criaturas y a regocijarse con ellas; a descubrir la presencia de Dios en sus criaturas y, con libertad y gracia, a amarlas y cuidarlas”.

“Aquellos que no pueden contemplar la naturaleza y la creación –subrayó el Santo Padre-, no pueden contemplar a la gente en su riqueza. Y quien vive para explotar la naturaleza, termina explotando a las personas y tratándolas como esclavos”.

“El que sabe contemplar, se pondrá más fácilmente manos a la obra para cambiar lo que produce degradación y daño a la salud. Se comprometerá a educar y a promover nuevos hábitos de producción y consumo, a contribuir a un nuevo modelo de crecimiento económico que garantice el respeto de la casa común y el respeto por las personas.”

La invitación del Papa es a ser contemplativos en la acción, ya que “tiende a convertirse en custodio del medio ambiente…, tratando de conjugar los conocimientos ancestrales de las culturas milenarias con los nuevos conocimientos técnicos, para que nuestro estilo de vida sea siempre sostenible”. Contemplar y cuidar son actitudes que muestran el camino para corregir y reequilibrar la relación como seres humanos con la creación, convirtiéndose en ‘custodios’ de la casa común, custodios de la vida y de la esperanza.

Finalmente, Papa Francisco recuerda a los pueblos indígenas, “con los que todos tenemos una deuda de gratitud, incluso de penitencia, para reparar el mal que les hemos hecho”, “aquellos movimientos, asociaciones y grupos populares, que se esfuerzan por proteger su territorio con sus valores naturales y culturales”, y que “no siempre son apreciados, a veces, se les obstaculiza, porque no producen dinero, pero en realidad, contribuyen a una revolución pacífica, podremos llamarla la ‘revolución del cuidado’”.

Concluye la catequesis el Santo Padre, recordando que este cuidado es tarea de todo ser humano: “Cada uno de nosotros puede y debe convertirse en un ‘custodio de la casa común’, capaz de alabar a Dios por sus criaturas, de contemplar las criaturas y protegerlas”.

(Fuente: Vatican News)

Francisco: Buscar el bien común es misión de todo cristiano

Francisco: Buscar el bien común es misión de todo cristiano

Ciudad del Vaticano

La mañana del miércoles 9 de septiembre tiene lugar la Audiencia General del Papa Francisco con la presencia de fieles, venidos de Italia y de diversas partes del mundo. Es la segunda que se realiza en el Patio de San Dámaso.

Durante la catequesis, el Papa Francisco se refirió al hecho de que este tiempo en que como humanidad enfrentamos la pandemia del Covid-19, podría ser un momento oportuno porque “podemos salir mejores si buscamos todos juntos el bien común, si hacemos lo contrario, saldremos peor”. También hace notar que muchas realidades amenazan esta búsqueda y enumera algunas: “hay quien quisiera apropiarse de posibles soluciones, como en el caso de las vacunas” otros fomentan divisiones para buscar ventajas “económicas o políticas, generando o aumentando conflictos”, así como hay otros que “no se interesan por el sufrimiento de los demás”.

La respuesta cristiana

El Papa Francisco subraya que “La respuesta cristiana a la pandemia y a las consecuentes crisis socio-económicas se basa en el amor, ante todo el amor de Dios que siempre nos precede (cfr 1 Jn 4, 19). Él nos ama primero y nos precede en el amor y en la solución. Nos ama incondicionalmente, y cuando acogemos este amor divino, entonces podemos responder de forma parecida”.

Francisco insiste en la respuesta al amor de Dios: “Amo no solo a quien me ama (…) sino también a los que no me aman”. Por eso afirma con fuerza “amar a todos, incluidos los enemigos. Esta es la sabiduría cristiana. Es el punto más alto de la santidad, digámoslo así amar a los enemigos no es fácil, no es fácil. Ciertamente que es difícil, ¡diría que es un arte! Pero es un arte que se puede aprender y mejorar. El amor verdadero, que nos hace fecundos y libres, es siempre expansivo e inclusivo. Este amor cura, sana y hace bien”.

Dimensiones del amor

Francisco afirma que el amor no se limita a las relaciones entre dos o tres personas, o a los amigos, o a la familia. “Incluye las relaciones cívicas y políticas (cfr Catecismo de la Iglesia Católica [CCC], 1907-1912), incluso la relación con la naturaleza (Enc. Laudato si’ [LS], 231). Como somos seres sociales y políticos, una de las más altas expresiones de amor es precisamente la social y política, decisiva para el desarrollo humano y para afrontar todo tipo de crisis (ibid., 231)”.

Frutos del amor

Indagando en la lógica del amor en la vida del cristiano, Francisco afirma: “Sabemos que el amor fructifica a las familias y las amistades; pero está bien recordar que fructifica también las relaciones sociales, culturales, económicas y políticas, permitiéndonos construir una “civilización del amor”, como le gustaba decir a san Pablo VI[1] y, siguiendo sus huellas, san Juan Pablo II. Sin esta inspiración, prevalece la cultura del egoísmo, de la indiferencia, del descarte. que es desechar lo que no amo, lo que no puedo amar o aquellos que me parecen inútiles en la sociedad. Hoy en la entrada un matrimonio nos dijo: «Reza por nosotros porque tenemos un hijo discapacitado». Le pregunté: «¿Qué edad tiene? – Muchos – ¿Y qué haces? – Lo acompañamos, lo ayudamos». Toda una vida de padres para ese hijo discapacitado. Eso es amor. Y los enemigos, los oponentes políticos, incluso en nuestra opinión, parecen ser políticamente, socialmente discapacitados, pero parecen serlo. Dios sabe si lo son o no. Pero debemos amarlos, debemos dialogar, debemos construir esta civilización del amor, esta civilización política, social, de la unidad de toda la humanidad. Al contrario, guerras, divisiones, envidias, incluso guerras en la familia: porque el amor inclusivo es social, es familiar, es político… el amor lo impregna todo”.

El Papa continúa desarrollando la idea de los frutos del amor al insistir: “El coronavirus nos muestra que el verdadero bien para cada uno es un bien común y, viceversa, el bien común es un verdadero bien para la persona (cfr CCC, 1905-1906). La salud, además de individual, es también un bien público. Una sociedad sana es la que cuida de la salud de todos. Un virus que no conoce barreras, fronteras o distinciones culturales y políticas debe ser afrontado con un amor sin barreras, fronteras o distinciones”.

Para enfrentar este virus, afirma Francisco, se pueden generar “estructuras sociales que nos animen a compartir más que a competir, que nos permitan incluir a los más vulnerables y no descartarlos, y que nos ayuden a expresar lo mejor de nuestra naturaleza humana y no lo peor”.

El Papa advierte sobre el peligro de que las soluciones a la pandemia lleven la huella del egoísmo e insiste: “quizá podamos salir del coronavirus, pero ciertamente no de la crisis humana y social que el virus ha resaltado y acentuado. Por tanto, ¡cuidado con construir sobre la arena (cfr Mt 7, 21-27)! Para construir una sociedad sana, inclusiva, justa y pacífica, debemos hacerlo encima de la roca del bien común[2]. El bien común es una roca. Y esto es tarea de todos, no solo de algún especialista. Cada ciudadano es responsable del bien común”.

Una sociedad sana es la que se hace cargo de la salud de todos

Francisco subraya que “el coronavirus nos muestra que el bien para cada uno es un bien para todos, que la salud de cada persona es también un bien público. Por eso, una sociedad sana es la que se hace cargo de la salud de todos”. Por eso, la respuesta a esta pandemia incluye una dimensión personal y otra social: “Si cada uno pone de su parte, y si no se deja a nadie fuera, podremos regenerar buenas relaciones a nivel comunitario, nacional, internacional y también en armonía con el ambiente (cfr LS, 236). Lo que haces en la familia, lo que haces en el vecindario, lo que haces en el pueblo, lo que haces en la gran ciudad e internacionalmente es lo mismo, es la misma semilla que crece, crece, crece y da fruto. Si en la familia, en el vecindario empiezas con la envidia, con la lucha será la guerra al final. En cambio, si empiezas con el amor, con compartir el amor, con el perdón, será amor y perdón para todos. Así en nuestros gestos, también en los más humildes, se hará visible algo de la imagen de Dios que llevamos en nosotros, porque Dios es Trinidad de Amor. Dios es amor, es la más bella definición de Dios que hay en la Biblia. Con su ayuda, podemos sanar al mundo trabajando todos juntos por el bien común”.

Al terminar la catequesis, el Papa saludó a los peregrinos de lengua española y pidió a Dios que “nos ayude a cultivar la virtud de la caridad, a través de gestos de ternura y cercanía hacia nuestros hermanos. Así, con su ayuda, podremos curar el mundo, trabajando unidos por el bien común, por el bien de todos”.

[1] Mensaje por la X Jornada Mundial de la Paz 1 de enero de 1977: AAS 68 (1976), 709.

[2] Ibid., 10.

(Fuente: Vatican News)

¿Un cura permanece sacerdote “para siempre”?

¿Un cura permanece sacerdote “para siempre”?

¿Qué sucede cuando un sacerdote pasa al “estado laical”?

Siempre oí decir que el sacerdote “es sacerdote para siempre”. Qué sucede cuando un padre es reducido, como se dice, “al estado laical”? ¿Y cuando un padre deja la sotana para casarse, permanece padre, o deja de serlo?
La pregunta del lector tiene lo que en la Teología Católica se indica como carácter bautismal o sacerdotal. La reflexión teológica se desarrolla sobretodo en relación a algunos pasajes bíblicos, en que se hace alusión a un sello estampado por el Espíritu en el creyente: 2Co 1,21-22; Ef 1,13;4,30.

La singularidad de la muerte y resurrección de Jesús corresponde al gesto bautismal único, a través del cual el creyente está unido de una vez por todas al misterio de la Pascua de Cristo: fuimos bautizados en su muerte (Rm 6,4), y este bautismo tiene un valor definitivo (cf Heb 6,4-6).

La idea bíblica del sello del Espíritu fue leída a través del término “carácter”, que encontramos en el texto griego de la carta a los Hebreos, aplicado al Hijo, carácter o presencia de la sustancia del Padre (Heb 1,3).

Nace aquí la idea del “para siempre”, que no vuelve atrás sólo para el cura, sino también para el bautizado: quien está bautizado lo está para siempre, así como quien recibe la confirmación y quien es ordenado diácono, sacerdote u obispo.

En estos sacramentos Dios actúa sobre las personas de un modo definitivo, donando a la existencia de ellas una relación particular con Cristo y con la Iglesia, que no es más disponible a la libertad del hombre.

El creyente puede rechazarla con la vida, pero permanecerá siempre con un sello colocado por el Señor en su vida, como una llamada irrevocable.

Por eso, quien es ordenado sacerdote permanece para toda su vida así. Por la fragilidad del hombre, todavía, hay dudas, frecuentemente vividas con sufrimiento y sincera conciencia.

La Iglesia, entonces, concede suspender las obligaciones que derivan del estado sacerdotal, de aquella relación singular que el ministra ordinario vive con Cristo y con la Iglesia.

La suspensión más evidente es la llamada “dispensa del celibato”, obligación para los sacerdotes de la Iglesia Latina, en la que el cura que la obtiene puede legítimamente casarse en el rito religioso.

Pero la dispensa vale también para las obligaciones de un cura, previstas en el derecho canónico: las oraciones diarias de la liturgia de las horas, la prohibición de presentarse como candidato político, la prohibición de ejercer actividades de negocios o comerciales.

El término usado por el lector es canónicamente correcto: se trata de una “reducción al estado laical”. El sacerdote no tiene ya obligaciones jurídicas que derivan de su estado clerical.

Quedan todos los deberes de cada bautizado, como seguir el Evangelio de Jesús en comunión eclesial. Nada, sin embargo, podrá anular su sello sacerdotal recibido.

He aquí el porqué la legislación canónica prevé que, en casos extremos y de necesidad, cada sacerdote (también aquellos que fueron reducidos al estado laical), pueda absolver todos los pecados de aquellos que se encontrasen en peligro de muerte (canon 976).

Creo que sea el mejor ejemplo para esclarecer cómo el carácter sacerdotal acompaña al sacerdote durante toda su existencia, por cualquier camino que él siga.

(Respuesta del P. Valerio Mauro, profesor de Teología Sacramental, en Novena.it)

(Fuente: Aleteia)

El Papa: El amor preferencial por los pobres es misión de todos

El Papa: El amor preferencial por los pobres es misión de todos

En la Audiencia General de este miércoles 19 de agosto, Papa Francisco afirmó que la opción preferencial por los pobres “es un criterio-clave de autenticidad cristiana”, “una exigencia ético-social que proviene del amor de Dios”, que impulsa “a pensar y a diseñar una economía donde las personas, y sobre todo los más pobres, estén en el centro.”

“La pandemia ha dejado al descubierto la difícil situación de los pobres y la gran desigualdad que reina en el mundo”, evidenció Papa Francisco en la Audiencia general de este miércoles 19 de agosto. Continuando con las catequesis semanales sobre cómo sanar el mundo después de la crisis sanitaria, el Papa destacó que “el virus, si bien no hace excepciones entre las personas, ha encontrado, en su camino devastador, grandes desigualdades y discriminación. ¡Y las ha incrementado!”

La opcion preferencial por los pobres

El Santo Padre reconoce que la respuesta a la pandemia debe ser doble. Por un lado, “es indispensable encontrar la cura para un virus pequeño pero terrible, que pone de rodillas a todo el mundo.” Por el otro, continua el Pontífice, “tenemos que curar un gran virus, el de la injusticia social, de la desigualdad de oportunidades, de la marginación y de la falta de protección de los más débiles”. Citando la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, Francisco afirma que “en esta doble respuesta de sanación, hay una elección que, según el Evangelio, no puede faltar: la opción preferencial por los pobres”. Y recordó: “esto no es una opción política; tampoco es una opción ideológica, una opción de partido… No. La opción preferencial por los pobres está en el corazón del Evangelio”.

Cristo se ha hecho pobre

El Santo Padre, recuerda que “Cristo mismo, que es Dios, se ha despojado a sí mismo, haciéndose igual a los hombres; y no ha elegido una vida de privilegio, sino la condición de siervo. Nació en una familia humilde y trabajó como artesano”. Al mismo tiempo, “al principio de su predicación, anunció que en el Reino de Dios los pobres son bienaventurados. Estaba en medio de los enfermos, los pobres y los excluidos, mostrándoles el amor misericordioso de Dios”.

Un criterio-clave de autenticidad cristiana

“Los seguidores de Jesús se reconocen por su cercanía a los pobres, a los pequeños, a los enfermos y a los presos, a los excluidos y a los olvidados, a quien está privado de alimento y ropa” destacó el Pontífice. Recordando lo expresado por San Juan Pablo II, subraya también que “este es un criterio-clave de autenticidad cristiana”, “no siendo una tarea para pocos” sino la misión de toda la Iglesia.

“La fe, la esperanza y el amor necesariamente nos empujan hacia esta preferencia por los más necesitados, que va más allá de la pura necesaria asistencia. Implica de hecho el caminar juntos, el dejarse evangelizar por ellos, que conocen bien al Cristo sufriente, el dejarse “contagiar” por su experiencia de la salvación, de su sabiduría y creatividad. Compartir con los pobres significa enriquecerse mutuamente. Y, si hay estructuras sociales enfermas que les impiden soñar por el futuro, tenemos que trabajar juntos para sanarlas, para cambiarlas.”

Una ocasión para construir algo diferente

Francisco reconoce la preocupación de todos por las consecuencias de la pandemia y el deseo de muchos de volver a la normalidad y retomar las actividades económicas. Sin embargo, “esta ‘normalidad’ no debería comprender las injusticias sociales y el degrado del ambiente”, sino que “hoy tenemos una ocasión para construir algo diferente”. Afirma el Santo Padre que «la pandemia es una crisis y de una crisis no salimos igual: o salimos mejor o salimos peor. Deberíamos salir mejor, para mejorar la injusticia social y la degradación del medio ambiente.»

Una economia donde el hombre esté al centro

En relación a la economía, expresó que se puede “hacer crecer una economía de desarrollo integral de los pobres y no de asistencialismo”, que “no recurra a remedios que en realidad envenenan la sociedad, como los rendimientos disociados de la creación de puestos de trabajo dignos”. “La opción preferencial por los pobres –continua el Pontífice-, esta exigencia ético-social que proviene del amor de Dios, nos da el impulso a pensar y a diseñar una economía donde las personas, y sobre todo los más pobres, estén en el centro.”

Finalmente, Papa Francisco expresa que sería une escándalo “si toda la asistencia económica que estamos viendo – la mayor parte con dinero público – se concentrase en rescatar industrias que no contribuyen a la inclusión de los excluidos, a la promoción de los últimos, al bien común o al cuidado de la creación”. “¡Sería triste si en la vacuna del Covid-19 se diera prioridad a los más ricos! ” se lamentó el Santo Padre.

Con el ejemplo de Jesús

Para concluir, el Santo Padre recordó que “con el ejemplo de Jesús, el médico del amor divino integral, es decir de la sanación física, social y espiritual, tenemos que actuar ahora, para sanar las epidemias provocadas por pequeños virus invisibles, y para sanar esas provocadas por las grandes y visibles injusticias sociales”. De este modo, propone que esto se haga a partir del amor de Dios, poniendo las periferias en el centro y a los últimos en primer lugar, ya que a partir de este amor, anclado en la esperanza y fundado en la fe, un mundo más sano será posible.

A continuación la catequesis completa de hoy miércoles 19 de agosto, te invitamos que visite la playlist de nuestro canal Youtube.

(Fuente: Vatican News)

Inicia Catequesis para niños de 3 a 13 años, por Zoom

Inicia Catequesis para niños de 3 a 13 años, por Zoom

La Parroquia El Buen Pastor avisa a toda su feligresía que, a partir del sábado 12 de septiembre, vamos a dar inicio a las catequesis virtuales para niños, de 3 a 13 años, a las 9:30 de la mañana. 

Será a través de la aplicación Zoom. Las inscripciones están abiertas desde ya, llenando los formularios disponibles aquí

¡Dios los bendiga a todos!

«De vacaciones con Dios»: iniciativa de los Jesuitas de Portugal para los jóvenes

"De vacaciones con Dios": iniciativa de los Jesuitas de Portugal para los jóvenes

Ayudar a los jóvenes a vivir la oración incluso en el período de verano, tradicionalmente dedicado al descanso. El evento, que comenzó a principios de agosto, continuará hasta mediados de septiembre.

Ahora en su tercera edición, la iniciativa «De vacaciones con Dios» consiste en una propuesta de oración semanal de diez minutos; se sugieren meditaciones todos los jueves en la web y en las redes sociales de la Compañía de Jesús portuguesa. “Este año – informa una nota – serán los propios jóvenes los que propondrán los temas para la reflexión, junto con una pareja de novios y otra pareja recién casada, con un niño”.

Los jóvenes, protagonistas en la Iglesia

El objetivo, subrayan los Padres Jesuitas, es «involucrar más a los jóvenes en la pastoral de la Iglesia, haciéndolos no sólo espectadores, sino también protagonistas y actores de la vida de la Iglesia, para que den su contribución con creatividad y generosidad». Además, la iniciativa está en consonancia con los preparativos para el Día Mundial de la Juventud, que está previsto que se celebre en Lisboa en 2023.

Espacio para la creatividad de los jóvenes

La iniciativa busca sobre todo, en la forma, despertar el deseo de acercarse a Dios. Cabe destacar que el proyecto «parte de la conciencia de que, a veces, las vacaciones son un período de descanso, pero también de ‘ausencia’ de Dios»; por lo tanto, para «escapar de esta superficialidad, a menudo resultado de la distracción que se vive en las vacaciones», los Jesuitas quieren ayudar a los creyentes a «detenerse y reflexionar, haciendo del período de verano una oportunidad para encontrarse con el Señor y el prójimo». La iniciativa, que comenzó a principios de agosto, continuará hasta mediados de septiembre.

(Fuente: Vatican News)

Holydemia: Conoce la nueva plataforma de formación católica online

Holydemia: Conoce la nueva plataforma de formación católica online

El próximo 10 de agosto será lanzada oficialmente la nueva plataforma de formación católica online, Holydemia, un lugar donde católicos de todo el mundo podrán alimentar su fe a través de cursos digitales de calidad.

Holydemia es una academia independiente de cursos en línea que busca el fortalecimiento de la fe para poder dar razones de la misma. Los cursos, que abarcan múltiples temáticas, están pensados para jóvenes, adultos y familias.

La iniciativa nació a mediados del 2019 cuando tres jóvenes católicos vieron la necesidad de renovar y potenciar la formación online católica. El proyecto es liderado por Dimitri Conejo Sanz, conocido por sus iniciativas web como Cathopic y Mater Coeli.

Entre los principales objetivos de Holydemia, está el unificar la enseñanza católica y abrir miles de oportunidades tanto para los usuarios como para los instructores que desean ofrecer cursos online.

A fin de garantizar la plena comunión con la doctrina católica, cada curso debe pasar varios filtros de moderación antes de salir a la venta en la plataforma. En primer lugar, un equipo de sacerdotes colaboradores revisará todo el contenido, y, si el contenido es apto, el curso pasará a la siguiente fase de moderación donde se comprueba la calidad del video y el sonido.

“Queremos ofrecer un producto de mucha calidad al alumno. Para ello necesitamos cuidar todos los detalles; tanto el contenido como la calidad audiovisual”, contó a ACI Prensa, Dimitri Conejo, uno de los jóvenes fundadores de la iniciativa.

Todos los alumnos podrán acceder a cualquier curso de Holydemia cuando quieran y desde donde quieran. Además, los instructores podrán ofrecer el curso tanto en inglés como en español.

Cada vez que un alumno de Holydemia finaliza un curso, se emitirá automáticamente un certificado de finalización (en cursos de pago). Dicho certificado tiene dos funciones principales: motivar al alumno y el ofrecer la garantía a aquellos instructores que deseen emitir diplomas físicos cuando un alumno finaliza su curso.

Otra característica de la plataforma es su modo apuntes. En cada lección el alumno puede habilitar esta función para evitar utilizar el papel físico. Gracias a esta función se podrá tener todos los apuntes guardados en Holydemia y acceder a ellos cuando se desee.

“Holydemia es uno de los proyectos católicos más innovadores que he visto hasta el momento. Fusiona a la perfección el diseño con un buen contenido, renovando la formación de nuestra Iglesia en Internet”, añadió Conejo Sanz.

Puedes acceder a Holydemia a través del siguiente enlace: www.holydemia.com

(Fuente: Aciprensa)