Parroquia El Buen Pastor – República Dominicana

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Nuestros obispos: Nadie está por encima de la ley

En un comunicado, emitido ayer domingo, la Conferencia del Episcopado Dominicano, ha señalado que la supremacía constitucional se impone tanto a gobernantes como a gobernados. Y que, así como nadie está por encima de la ley, por encumbrada que sea su posición, aún con más razón, nadie está por encima de la Constitución, que es la “norma suprema del ordenamiento jurídico del Estado”.

Los obispos señalan, que los gobernantes toman posesión de sus cargos con juramento de defender, no las ideas propias o la ideología de un partido, sino la Constitución vigente, por lo que no se puede legislar contra ella. De ahí que: “Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución”. (art. 6).

“La ciencia demuestra que el niño en el vientre de su madre tiene una vida individual, con identidad genética propia y unicidad e irrepetibilidad comprobada. El no nacido no es una vida parcial, que en su proceso de desarrollo se convertirá en ser humano, sino que se desarrolla ya desde sus inicios como un ser humano. Con el avance de la medicina (genética y embriología, entre otros) se va demostrando cada vez con más precisión que hay vida humana ya desde el momento de la concepción”.

Señalan que Incorporar el aborto en nuestra legislación, en cualquier circunstancia, es una flagrante violación constitucional, y un golpe al Estado Social y Democrático de Derecho. “Aprobar las llamadas tres causales sería una grave violación al derecho a la vida que solo se podría basar en una interpretación errada de la Constitución, pues la misma debe atender al espíritu y finalidad de las normas. El artículo 37 de nuestra Constitución es tan luminoso, que cabría aplicar el principio jurídico que dice: in clarisnon fit interpretatio (en lo claro no se necesita interpretación)”.

“El Papa Francisco nos recuerda que el aborto forma parte de lo que él mismo llama la cultura del descarte. En tiempos de ignorancia, el sacrificio de niños formó parte de la actividad de religiones y culturas antiguas que, en un cruel y erróneo modo de buscar victorias en la guerra o lluvias y buenas cosechas, asesinaban a sus pequeños indefensos. Hoy en día el espíritu del perverso de Herodes, victimario de inocentes, sigue presente en Congresos, Gobiernos y Organismos Internacionales para sostener la cultura del hedonismo y del materialismo, que tanto destruye al ser humano. Muy diferente fue la actitud valiente de María, mujer íntegra, que defendió la vida de su hijo, a costa de arriesgar la suya propia; muchos siglos después, una mujer cristiana, la Madre Teresa de Calcuta, tuvo la valentía de pedir que toda mujer del mundo que no deseara a su hijo, se lo diera para ella misma cuidarlo”.

Les compartimos el comunicado emitido por nuestra Iglesia Católica.