Memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia
Iniciamos el mes de octubre con la festividad de Santa Teresita del Niño Jesús. Nacida en Alençon (Francia) el año 1873, siente desde muy joven la llamada del Señor a la vida contemplativa. Ella misma dice que cuando meditaba el capítulo 13 de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, donde el Apóstol recuerda que en la Iglesia hay multitud de servicios, no se ubicaba en ninguno de ellos. Su lugar propiamente lo encuentra en el Amor y servicio a Cristo.
Tal y como señala el propio Apóstol, la caridad nunca pasa. Así entra en el Convento de las Carmelitas de Lisieux, con no pocas dificultades ya que dada su tempra edad no veían factible los superiores que una joven salida prácticamente de la adolescencia llevase ese ritmo de vida tan austero sin un tiempo de prueba rigurosa para ver si era apta. Sin embargo la Providencia tenía sus planes y Teresita entró.
Su principal motor para seguir este camino lo encontró en la tierna confianza en Dios, la sencillez y la humildad. Y como el verdadero testimonio se conoce desde las obras, trató de infundir todo esto en el corazón de las novicias. Tras una grave dolencia, muere con tan sólo 24 años, ofreciendo su vida por la Iglesia y la extensión del Evangelio. Destaca también su profundidad mística.
No en vano, ante los primeros síntomas de la enfermedad, asegurará: “Es el Esposo que llega”. Es Patrona de las Misiones, junto con San Francisco Javier. Curiosamente ella no estuvo en tierra misioneras, pero el Santo navarro sí. No obstante desde las celdas de Lisieux tuvo noticias y correspondencia con misioneros situados en Japón a los que acogió y alentó. Por ello se le otorgó tal Patronazgo.
Memoria de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia
Gracias a muchos escritos de la antigüedad que han tenido una dimensión de catequesis, hemos conocido más a fondo la Palabra de Dios y su Misterio de Salvación. En este último día de septiembre, hacemos memoria de San Jerónimo, Presbítero y Doctor de la Iglesia quien fue un artífice de que el pueblo fiel conciese en profundidad el Núcleo de la Fe. Nace en Dalmacia en torno al año 340.
Roma será la ciudad que le vea estudiar, pero también allí se hará bautizar, abrazando la Fe cristiana, ya que se crió en la infancia en un ambiente pagano y alejado de Dios. Así vive en una situación de total obediencia a la voluntad divina, que le guiará hacia Oriente, donde entrará en el silencio la vida monacal, ordenándose sacerdote.
Posteriormente, el Papa San Dámaso reparó en él, trayéndole de regreso a la Ciudad Eterna para nombrarle secretario y, dado su conocimiento de las lenguas clásicas -el latín y el griego-, le encomendó una importante tarea: Traducir la Escritura del hebreo al latín, labor que realizó con gran acierto. Su anterior vida monacal, le impulsa a colaborar en la difusión del monacato en Occidente que tanta impronta le dio San Benito de Nursia.
Una cosa le quedaba por entonces pendiente: terminar la traducción de la Sagrada Escritura al latín, asignatura que desea terminar fiel a su palabra de cristiano. Para ello, se retira a la ciudad de Belén, donde empezará una vida de austeridad y penitencia, como la mejor forma de meterse en el silencio para reflexionar e interpretar debidamente los versículos bíblicos en orden a una buena traducción. Durante este periodo dejará grandes escritos de gran reflexión en torno a la Palabra de Dios, además de otros de gran profundidad científica y teológica. Muere el año 420.
Un hombre necesitado pidió a una mujer algo de comer y su forma de pedir le enseñó algo sobre la oración que todos tienen que saber.
«Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán» Marcos 11, 24.
Nos encanta que escriban a Aleteia. No hay nada más gratificante que compartir con nuestros lectores y que compartan con nosotros su fe, sus ilusiones, sus anhelos y esperanzas. Cada carta o email que llega la leemos con atención, como si fuese la única.
En ocasiones nos sorprenden los correos. Son tan agradables y edificantes que vale la pena compartirlos, darlos a conocer.
Este es el caso de la historia de Pachito que hace unos días recibimos desde Bogotá, Colombia.
Fue en un correo de Claudia Elena Rodríguez. Su relato era tan simpático y edificante que no me pude resistir a compartirlo con ustedes.
Pachito sí sabe pedir
Pachito es un habitante de la calle, de unos 45 años, que pide limosna en las frías calles de Bogotá.
Una tarde dominguera, al salir de misa, lo vi sentado en el piso, alargando su mano sin recibir nada. Cuando pasé delante, se levantó y me dijo:
─Usted sí me va a ayudar, ¿cierto monita? Por favor, diga que sí… es que tengo unas ganas de un tamal (arroz con guiso de pollo, cerdo y verduras, cocido en hoja de plátano)… Diga que sí, yo sé que usted puede… ¿sí?
Me sonreí y supo que me había conquistado. Entonces caminé hacia el supermercado cercano, con Pachito al lado, dándome claras instrucciones:
─Cómprelo arriba (en la cafetería) para que lo calienten… y con una gaseosita. Gracias monita, yo la espero aquí.
Y así fue como conocí a Pachito.
Aprendiendo de Pachito
Él, que seguramente lleva muchos años pidiendo en la calle y sabe perfectamente cómo es que uno logra lo que necesita, me dio una clase magistral. Me enseñó:
1 QUE SE PIDE CON HUMILDAD
“Por favor diga que sí”, dijo en tono de súplica.
2 QUE SE PIDE CON PERSEVERANCIA Y GRATITUD
Caminó al lado mío hasta que entré en el supermercado, dándome las gracias anticipadamente.
3 QUE SE PIDE CON FE
“Yo sé que usted puede”, fue su frase contundente.
Pero sobretodo, Pachito me enseñó que se pide con ganas: “es que tengo unas ganas de un tamal”… dijo saboreándose y ponderando lo sabroso de los tamales que allí venden, al punto que yo también me antojé del tamal.
Me quedé pensando que muchas veces eso es lo que falta en mis oraciones de petición, ¡echarle ganas!
Me autoanalicé y pensé que tal vez por cansancio, conformismo, apresuramiento, una fe débil, o todas las anteriores, muchas veces pido desganadamente, con el mismo entusiasmo con que me cepillo los dientes, y así no se pide.
Debemos pedir como Pachito, con hambre, con ganas fervientes de ser escuchados y atendidos por el Señor, que es un Padre generoso con los bolsillos llenos de gracias para darnos.
Después de todo las Sagradas Escrituras nos dicen: «… hay que pedir con fe, sin vacilar» (Santiago 1, 6)
¡Pidamos con ganas!
Espero que hayamos aprendido de la historia. Es cierto lo que nos dice, hay que echarle ganas a la oración, perseverar, sin rendirnos ni desanimarnos. Decía el Padre Pío que “la oración es la llave que abre el Corazón de Dios.”
Quedamos con ganas de probar ese tamal.
Un saludo fraternal a todos los hermanos y hermanas colombianos y a nuestros lectores alrededor del mundo.
Desde Aleteia les deseamos la santidad que Dios nos pide. Seamos todos hermanos, y santos para Jesús.
Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
Hoy, en la fiesta de los Santos Arcángeles, Jesús manifiesta a sus Apóstoles y a todos la presencia de sus ángeles y la relación que con Él tienen. Los ángeles están en la gloria celestial, donde alaban perennemente al Hijo del hombre, que es el Hijo de Dios. Lo rodean y están a su servicio.
«Subir y bajar» nos recuerda el episodio del sueño del Patriarca Jacob, quien dormido sobre una piedra durante su viaje a la tierra de origen de su familia (Mesopotamia), ve a los ángeles que “bajan y suben” por una misteriosa escalera que une el cielo y la tierra, mientras Dios mismo está de pié junto a él y le comunica su mensaje. Notemos la relación entre la comunicación divina y la presencia activa de los ángeles.
Así, Gabriel, Miguel y Rafael aparecen en la Biblia como presentes en las vicisitudes terrenas y llevando a los hombres —como nos dice san Gregorio el Grande— las comunicaciones, mediante su presencia y sus mismas acciones, que cambian decisivamente nuestras vidas. Se llaman, precisamente, “arcángeles”, es decir, príncipes de los ángeles, porque son enviados para las más grandes misiones.
Gabriel fue enviado para anunciar a María Santísima la concepción virginal del Hijo de Dios, que es el principio de nuestra redención (cf. Lc 1). Miguel lucha contra los ángeles rebeldes y los expulsa del cielo (cf. Ap 12). Nos anuncia, así, el misterio de la justicia divina, que también se ejerció en sus ángeles cuando se rebelaron, y nos da la seguridad de su victoria y la nuestra sobre el mal. Rafael acompaña a Tobías “junior”, lo defiende y lo aconseja y cura finalmente al padre Tobit (cf. Tob). Por esta vía, nos anuncia la presencia de los ángeles junto a cada uno de nosotros: el ángel que llamamos de la Guarda.
Aprendamos de esta celebración de los arcángeles que “suben y bajan” sobre el Hijo del hombre, que sirven a Dios, pero le sirven en beneficio nuestro. Dan gloria a la Trinidad Santísima, y lo hacen también sirviéndonos a nosotros. Y, en consecuencia, veamos qué devoción les debemos y cuánta gratitud al Padre que los envía para nuestro bien.
El diario católico Aleteia publicó el 25 de septiembre un artículo escrito por la periodista Adriana Bello, en el que resalta una cualidad importante de nuestra Patria, nuestra fe. Esta caracteristica también se destaca en el documental Unidos por la fe, que realizó la entidad financiera Banco Popular.
Les invitamos a conocer un poco más de nuestra raiz que no es solo caribeña sino que siempre ha sido acompañada por Cristo, por nuestra fe.
El único país que tiene la Biblia en su bandera
Países católicos hay muchos, pero que tengan las Santas Escrituras ondeando en su bandera sólo hay uno: República Dominicana, una bella isla caribeña que se caracteriza por la calidez y el fervor de su gente.
A primera vista, la bandera tiene una gran cruz blanca central y, justo en el medio, en su corazón, está el Escudo de Armas, que es el que contiene una Biblia abierta coronada por una pequeña cruz.
Además, se escogió intencionalmente el Evangelio, capítulo y versículo expuesto, que es el de San Juan 8, 32: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Para los independentistas, era importante resaltar la libertad en el sentido amplio en sus símbolos patrios, pero también de manera específica, en la libertad que se obtiene desde la fe y los buenos principios, esos que te permiten discernir entre el bien y el mal. La mentira, en cambio, separa incluso naciones, porque genera desconfianza, malestar y zozobra.
Diseño del escudo
El diseño del escudo fue ideado por el político dominicano Casimiro Nemesio de Moya y fue oficializado en 1913. Sus características quedaron bajo efecto de ley en el artículo 32 de la constitución: “El Escudo Nacional tiene los mismos colores de la Bandera Nacional dispuestos en igual forma. Lleva en el centro la Biblia abierta en el Evangelio de San Juan, capítulo 8, versículo 32, y encima una cruz, los cuales surgen de un trofeo integrado por dos lanzas y cuatro banderas nacionales sin escudo, dispuestas a ambos lados; lleva un ramo de laurel del lado izquierdo y uno de palma al lado derecho.
Está coronado por una cinta azul ultramar en la cual se lee el lema ‘Dios, Patria y Libertad’. En la base hay otra cinta de color rojo bermellón cuyos extremos se orientan hacia arriba con las palabras ‘República Dominicana’.
La forma del Escudo Nacional es de un cuadrilongo, con los ángulos superiores salientes y los inferiores redondeados, el centro de cuya base termina en punta, y está dispuesto en forma tal que resulte un cuadrado perfecto al trazar una línea horizontal que una las dos verticales del cuadrilongo desde donde comienzan los ángulos inferiores”.
Lamentablemente, a veces algunos políticos deciden utilizar la bandera sin el escudo de armas, pero los dominicanos enseguida protestan porque lo consideran un irrespeto a los valores cristianos de su nación. Para la mayoría, Dios es el centro de todo, y así lo refleja claramente su bandera. Incluso, algunos creen que es su amor y devoción al Señor lo que los protege de las desgracias naturales que ha sufrido, por ejemplo, su vecino Haití.
Ni siquiera el Vaticano es como República Dominicana
Hay otros países que han incluido símbolos cristianos en su bandera, siendo la cruz la gran protagonista; por ejemplo, está la famosa Union Jack, que es la bandera del Reino Unido, compuesta por una combinación de las cruces de los santos patronos de Inglaterra (San Jorge), Escocia (San Andrés) e Irlanda del Norte (San Patricio).
Sin embargo, República Dominicana es la única nación con una Biblia en su bandera, ¡ni siquiera el Estado del Vaticano! Así que la próxima vez que vayas de viaje a esta isla del Caribe (o si vives allí), no dejes de disfrutar de un bello amanecer o atardecer, en plena naturaleza, con la bandera -y la Biblia- ondeando al compás del viento.
San Pablo, en su Primera Carta a los Corintios, recuerda que el carisma más excelente en la vida del cristiano es la vivencia del amor. Hoy celebramos a San Vicente de Paúl, que así lo hizo. Nacido en Francia, cerca de los Pirineos, en 1581, formó parte de una familia pobre, que tuvo que sacar adelante seis hijos.
Tras cuidar de un pequeño rebaño, para ayudar a sus padres, marcha a estudiar a los Franciscanos, siendo ordenado sacerdote cuando contaba con 19 años. Así tuvo ocasión de encontrarse con personas pertenecientes a diversos ámbitos, pero sería con un cristiano que había renunciado a su Fe y al que él convirtió, con quien iría a la Ciudad Eterna, donde le encomendaron un despacho para Enrique IV.
Su experiencia ministerial hace que grandes hombres de la cultura y las letras le pidan consejo y le tomen como director espiritual dada su profundidad mostrada en el trato con los demás hombres. De él escribirá Bossuet: “¡Qué bueno ha de ser Dios cuando ha hecho tan bueno a Vicente!”. Pronto buscaría una parroquia más sencilla en Chatillón, aunque poco después volvió a París, donde organizó cofradías y asociaciones cristianas, logrando una legislación más humana.
Su celo por el clero le lleva a fundar los Sacerdotes de la Misión –también llamados Padres Paúles-, con la idea de reformar el Clero. Posteriormente promoverá con Santa Luisa de Marillac las Hijas de la Caridad, cuyo carisma se extiende hoy por todo el mundo. En ese aroma de caridad siempre sentia aquello de que cuando un pobre llama a la puerta es el mismo Señor por lo que siempre decía si estaba rezando: “He dejado a Dios para atender a Dios”. Muere en 1660.
“Ninguna otra cosa hemos de hacer sino ser solícitos en seguir la voluntad de Dios y en agradarle en todas las cosas”, decía San Francisco de Asís, que recibió el don de los estigmas y que fue declarado “Patrono de los cultivadores de la ecología” por San Juan Pablo II en 1979.
El Papa Francisco, que tomó su nombre por este santo y que ha publicado su encíclica Laudato Si’ sobre la ecología, destacó en su visita a Asís en 2013 que San Francisco “da testimonio del respeto hacia todo lo que Dios ha creado y como Él lo ha creado, sin experimentar con la creación para destruirla”.
Si bien de San Francisco de Asís se suele destacar su amor y cercanía por la naturaleza, y su amor y gran compasión para con los pobres, el santo de Asís fue también un gran místico que llegó a recibir los estigmas de Cristo, las mismas llagas de la pasión.
A él puede dirigirse cualquier persona, en especial quienes trabajan por los pobres, los que buscan cambiar de vida, los que pasan penurias materiales o espirituales, y quienes quieren dejarlo todo para seguir al Señor.
Cercanos a la Fiesta de San Francisco de Asís, que se celebra cada 4 de octubre, aquí una novena en su honor para pedir su intercesión:
En el Día de Nuestra Señora de las Mercedes, nuestra parroquia El Buen Pastor inició la celebración con el Santo Rosario, la adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento y la Eucaristía; realizamos la consagración a la Virgen de las Mercedes y recibimos la bendición de nuestro párroco, en especial, para quienes llevan el nombre de la advocación mariana que hoy conmemoramos.
Durante la homilía, el padre Catalino nos invitó a ver nuestras esclavitudes y nos recordó los tres amores que debemos vigilar contra el enemigo: amor a Dios y al prójimo, amor a la familia, que es la iglesia doméstica, y amor a la iglesia, que es nuestra fe.
¡Virgen de las Mercedes rompe las cadenas!
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DE LAS MERCEDES
Santísima Virgen de las Mercedes, Madre queridísima y Reina Soberana de mi corazón, yo te consagro en este día todo mi ser y te pido Mercedes para todas mis necesidades.
Te consagro mi inteligencia para que la ilumines con una fe viva.
Te consagro mi corazón para que tú lo gobiernes con la dulce y segura fuerza de tu amor.
Te consagro mi voluntad para que jamás se aparte del bien.
Te consagro mi alma con sus potencias y mi cuerpo con sus sentidos para que nunca ofendan a Dios.
Te consagro, en fin, mi vida entera para que siempre esté a tu amor y servicio.
Y humildemente te pido Mercedes para todas mis necesidades: las mercedes de tu poderoso auxilio contra los tres mortales enemigos del alma, el mundo, el demonio y la carne; contra las asechanzas y tentaciones del demonio, contra las pompas y vanidades del mundo, contra las malas inclinaciones de la carne.
Te pido la perseverancia en la divina gracia para salvarme.
Te pido tu bendición para morir y vivir en la dulce esclavitud de tu amor. No me abandones, oh mi amada Virgen de las Mercedes; guíame en la vida, asísteme en la muerte y recíbeme en la gloria.
Multimedios Vida de la Arquidiócesis de Santo Domingo invitan a su peregrinación mariana
Santo Domingo, D.N.- Mediante Rueda de Prensa Multimedios Vida de la Arquidiócesis de Santo Domingo (Televida, Vida FM 105.3, Radio ABC 540AM y Diario Católico RD), invitan a su Peregrinación Mariana en el marco de la celebración del Año Jubilar Altagraciano con motivo a los 100 años de Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Altagracia, que inició el 15 de agosto del 2021 al 15 de agosto 2022, vamos junto a nuestro arzobispo Mons. Francisco Ozoria Acosta.
Dentro de las diferentes actividades de este año jubilar Altagraciano, se encuentra nuestra peregrinación mariana a la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia, bajo el tema “Virgen de la Altagracia, Reina y Soberana del Pueblo Dominicano”, como forma de resaltar a la figura de la Madre de Dios, María Santísima, como Madre espiritual del Pueblo Dominicano y Madre de la Humanidad. Y nuestro evento religioso tiene como lema: “Ven con nosotros a caminar”, invitando al pueblo de Dios a caminar con nuestra madre María Santísima en la advocación de nuestra señora de la Altagracia, hacia un encuentro con Jesús.
La Solemne Eucaristía, será presidida por Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y Primado de América, a las 10:00 AM, con la acogida de Mons. Jesús Castro Marte, Obispo de la Diócesis de La Altagracia, que impartirá la Conferencia Magistral “Virgen de la Altagracia, Reina y Soberana del Pueblo Dominicano”.
La Conferencia del Episcopado Dominicano dedicó 12 templos como santuarios a peregrinar en este año Jubilar, y en la diócesis de La Altagracia el templo es la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia. Desde el momento que se abrió la puerta santa en la basílica de Higüey, el Santuario se constituyó en lugar de peregrinación y durante todo el año, los peregrinos podrán visitarlo y, con ello recibir la gracia y el perdón o indulgencia.
¡Ven con nosotros a peregrinar! acompáñanos e inscríbete de forma personal, por pastorales, comunidades y movimientos de nuestra Iglesia, el sábado 2 de octubre, el punto de encuentro será en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, saliendo a las 6:00 am., aporte RD$1,200 pesos (incluye: Transporte ida y vuelta, comida en la Basílica, paseo al museo, seguridad y protocolos de salud), invitamos a participar y apoyar nuestros medios de comunicación católicos al servicio de la evangelización, la vida y la familia.
Puntos de ventas de boletas:
Televida Distribuidora Matriz
Teléfono: 809 685 4100
Dirección: Avenida Expreso V Centenario Esq. Paraguay
Librería San Pablo
Teléfono: 809 563 1148
Dirección: José contreras # 118
Parroquia San Antonio de Padua, Gazcue.
Teléfono: 809 682 7057
Dirección: Calle Casimiro de Moya Esq. Calle Jose Joaquín Pérez
Vida 105.3 FM y Radio ABC 540 AM
Teléfono: +1 80 968 4288
Dirección: C. Antonio Mayi Pérez, Santo Domingo 10412
Librería Paulina
Teléfono: 809 685 7542
Dirección: Avenida Bolívar No 203.
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Televida: 809-685-4100 y al 809-519-0787, o por correo electrónico a [email protected].
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Así fueron las últimas horas de vida del Padre Pío según un testigo directo
Reliquias del Padre Pío de Pietrelcina. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
Este jueves 23 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de San Pío de Pietrelcina, el Padre Pío, en el día en que se conmemora el aniversario de su fallecimiento el 23 de septiembre de 1968 en su celda del convento de los Frailes Menores Capuchinos de San Giovanni Rotondo.
¿Cómo fueron aquellas últimas horas del Santo de los Estigmas? Durante la vigilia celebrada en la iglesia de peregrinación de San Giovanni Rotondo en la noche de este jueves se leyó la descripción de aquellas horas escrita por quien le asistió en aquellos momentos, el fraile Pellegrino Funicelli.
El P. Funicelli dejó por escrito el 29 de septiembre de 1968, solo unos días después del fallecimiento del Padre Pío, la narración de las horas que vivió con el Padre Pío en la noche en que falleció.
“Después de las 21:00 de la noche del 22 de septiembre de 1968”, comienza su narración el P- Funicelli, “cuando el Padre Mariano se había alejado de la celda número 4 y había entrado yo, me llamó el Padre Pío por medio del telefonillo y me pidió que fuera a su habitación”.
El Padre Pío “estaba en la cama, postrado sobre el lado derecho, sólo me pidió que le dijera la hora que marcaba el despertador colocado sobre su mesa. De sus ojos enrojecidos surgió alguna pequeña lágrima. Yo regresé a la estancia número 4 pendiente del telefonillo siempre encendido”.
A lo largo de la noche, “el Padre me llamó otras cinco o seis veces, hasta medianoche, y tenía siempre los ojos enrojecidos por el llanto, pero de un llanto dulce, sereno”.
A medianoche, “como un niño asustado, me suplicó: ‘Quédate conmigo, hijo mío’ y comenzó a preguntarme con mucha frecuencia la hora. Me miraba con ojos llenos de imploración, apretándome fuerte las manos”.
“Luego, como si se hubiese olvidado de la hora que me preguntaba continuamente, me pidió: ‘Muchacho, ¿has dicho la Misa?’. Respondí sonriendo: ‘Padre Espiritual, es demasiado pronto para la Misa’. Y él replicó: ‘Bueno, esta mañana la dirás por mí’. Y yo: ‘Pero cada mañana la digo según sus intenciones’”.
Tras aquella conversación, el Padre Pío “quiso confesarse y, terminada su confesión sacramental, dijo: ‘Hijo mío, si el Señor me llama hoy, pide perdón en mi nombre a los hermanos por todas las molestias que les he dado, y pide a los hermanos y a mis hijos espirituales una oración por mi alma’”.
El P. Funicelli le respondió: “‘Padre Espiritual, estoy seguro de que el Señor le hará vivir todavía mucho tiempo, pero si tuviese razón, ¿le puedo pedir una última bendición para los hermanos, para todos sus hijos espirituales y para sus enfermos?’”.
El P. Pío contestó: “‘Sí, os bendigo a todos; pide también al Superior que imparta por mí esta última bendición’”. “Y a Pía, Ettoruccio y familia y a Sor Pía, ¿qué les digo?”, preguntó el P. Funicelli en referencia a los familiares del P. Pío. “‘Ellos saben cuánto los he amado’, me respondió lleno de lágrimas, ‘los bendigo a todos, los bendigo a todos’. Por último, me pidió renovar el acto de profesión religiosa”.
Después de esas palabras, “era la una cuando me pidió: ‘Escucha, hijo mío, yo aquí en la cama no respiro bien. Deja que me levante. En la silla respiraré mejor’”.
“A la una, a las dos, a las tres eran normalmente las horas en que solía levantarse para prepararse para la Santa Misa, y antes de sentarse en el sillón solía dar cuatro pasos por el pasillo. Aquella noche noté, maravillado, que caminaba derecho y rápido, como un joven, tanto que no era necesario sostenerlo”. Cuando llegó a la puerta de su celda “dijo: ‘Vamos un poco a la terraza’”.
Entonces, el P. Funicelli acompañó al Padre Pío a la terraza, “sujetándolo con la mano bajo el brazo”. Cuando llegaron, “él mismo encendió la luz y, al llegar junto al sillón, se sentó y miró a la terraza, con curiosidad, como si buscara algo con los ojos”.
“Después de cinco minutos quiso volver a la celda. Traté de levantarlo, pero me dijo: ‘No puedo’. En efecto, pesaba más: ‘Padre Espiritual, no se preocupe’, le dije animándolo y tomando rápidamente una silla de ruedas que estaba a dos pasos. Lo levanté del sillón por las axilas y lo senté en la silla. Él mismo levantó los pies del suelo y los puso en el apoyo”.
Ya de regreso en la celda, “cuando lo acomodé en el sillón, indicándome con la mano izquierda y con la mirada a la silla de ruedas, me dijo: ‘Sácala fuera’”.
EL P. Funicelli sacó la silla de ruedas de la estancia y, “de regreso en la celda noté que el Padre comenzaba a ponerse pálido. Sobre la frente tenía un sudor frío. Me asusté cuando vi que sus labios comenzaban a ponerse lívidos. Repetía continuamente: ‘¡Jesús, María!’, con voz cada vez más débil”.
“Me movió para ir a llamar a un hermano, pero me detuvo diciéndome: ‘No despiertes a nadie’. Yo salí igualmente y, corriendo, me alejé pocos pasos de su celda, cuando me volvió a llamar. Y yo, pensando que me llamaba para decirme lo mismo, regresé. Pero cuando le escuché repetir, ‘no llames a nadie’, le dije con acto de imploración: ‘Padre Espiritual, ahora déjeme hacer’”.
“Y corriendo me dirigió a la celda del Padre Mariano, pero viendo abierta la puerta de Fray Guglielmo, entré, encendí la luz y lo sacudí: ‘¡Padre Pío está mal!’. En un momento, Fray Guglielmo llegó a la celda del Padre y yo corrí a telefonear al doctor Sala. Éste llegó alrededor de diez minutos después y, apenas vio al Padre, preparó lo necesario para administrarle una inyección”.
Cuando el doctor estaba preparado, “Fray Guglielmo y yo intentamos levantarlo, pero al no conseguirlo lo tuvimos que dejar en la cama. El doctor le puso la inyección y luego nos ayudó a ponerlo en el sillón mientras el Padre repetía siempre con voz cada vez más débil y con movimiento de labios cada vez más imperceptible: ‘¡Jesús, María!’”.
El P. Funicelli salió para llamar al Padre Guardiano, el Padre Mariano y a otros hermanos. Llamó también al doctor sala y luego al sobrino del Padre Pío, Mario Pennelli, al director sanitario de la Casa de Alivio, el doctor Gusso, y al doctor Giovanni Scarale.
“Mientras los médicos suministraban oxígeno, primero con la cánula y luego con la máscara, el Padre Paolo de San Giovanni Rotondo administró al Padre Espiritual el Sacramento de los Enfermos y los demás hermanos, arrodillados a su alrededor, rezaban”.
“A las 2:30 de la mañana, aproximadamente, con suavidad inclinó la cabeza sobre el pecho. Había expirado”, finaliza su narración el P. Pellegrino Funicelli.
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