Parroquia El Buen Pastor – República Dominicana

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De alto ejecutivo de una petrolera a monje de Montserrat: “Ahora soy feliz”David Valls llevaba una vida de «riqueza y lujo», pero todo eso lo condujo a una crisis de valores. Decidió hacer un retiro y en él descubrió lo que Dios le tenía preparado

La comunidad de monjes benedictinos de Montserrat llevaba cuatro años sin ver el ingreso de ningún nuevo religioso. Sin embargo, la alegría ha llegado al monasterio y el motivo es la entrada de un candidato singular. Se trata de David Valls, de 57 años. Atrás deja una vida como alto ejecutivo de dos multinacionales, una de ellas una petrolera.


“Ahora soy feliz”
“Era rico y vivía una vida de lujo, pero no era feliz”, ha explicado Valls, quien decidió desprenderse de toda su fortuna para dar el paso y se entrega a vivir orando, en el celibato, la obediencia y la pobreza según la regla de san Benito. “Ahora soy feliz”, afirma, después de haber comprobado que “el dinero y el poder me dejaban cada vez más insatisfecho hasta que me provocaron una crisis. Pero no era la crisis de los 40. Era una crisis de valores”.

En el momento más crítico, “una persona que me quería me aconsejó que tal vez era el momento de parar, y decidí ir a la hospedería de Montserrat y hacer un retiro”. Allí Dios le hizo ver su camino: “No fue de golpe un día, fue un proceso”, aclara.

“Era un ejecutivo agresivo”
David Valls Gonzálvez nació en en seno de una familia católica en el barrio barcelonés de Sants-La Bordeta y recibió formación en la fe, pero se fue apartando de ella. “Tuve varias parejas y con una de ellas estuve casado por lo civil 5 años. Pero nunca quise tener hijos. Era un egoísta, aunque me engañaba diciendo que así era sincero con ellas. Era un ejecutivo agresivo y me gustaba el dinero. Llevaba una vida de lujo“.

No se siente orgulloso de la vida que llevaba: “Cuando ves que la gente de tu alrededor no es feliz y que has podido hacer daño a las personas, no existe otra alternativa más que parar”, dice.

El proceso de conversión y vocación religiosa hizo que Valls renunciara a su trabajo en Madrid y se trasladara al monasterio de Montserrat para ser primero postulante y más tarde novicio. En total, han transcurrido 10 años para purificar, rezar y quedar confirmado en su decisión. Hoy domingo de Pentecostés, en la misa conventual, firmará sus votos y a partir de ahora se llamará Pau (Pablo). Su compromiso es el de vivir como monje hasta la muerte y “eso me basta y me hace muy feliz”.