El padre Catalino recordó, además, que los demonios se les aparecen a todo el que hace la voluntad de Dios. También, que lo único que realmente tenemos, que es de nosotros son los pecados, y en la misa, Dios nos invita a qué se los entreguemos.

 

Sugirió a los presentes buscar el término “Cambio Epocal”. “La Iglesia vive, en estos momentos, situaciones particularmente retadoras. Se procura cambiar los valores de los seres humanos, se busca relativizarlo todo.”

 

Nuestro párroco concluyó su charla con la presentación de un video del Papa Emérito, Benedicto XVI, sobre lo que se requiere para una buena celebración de la Eucaristía.

 

“La primera exigencia de una buena celebración es que haya oración, coloquio con Dios, escucha y respuesta. La mente debe de ir concorde con la voz, entrar en las palabras de la liturgia, acogerlas y estar en sintonía con ellas. La mirada del corazón debe de dirigirse a Dios, elevarse por encima del alboroto, de las preocupaciones, angustias y distracciones. Abrirse dócilmente a la palabra y recogerse en la oración de la Iglesia, de modo que, las palabras que se dicen conduzcan a Dios y hagan del propio corazón, un altar”.

 

Al final el padre Catalino cerró con dos mensajes: “La misa será lo mejor que hagas ese día, da igual el día. ¡Aprovéchala!” y uno dirigido a los sacerdotes pero que aplica para todo el mundo: “Sacerdote de Dios, celebra esta misa como si fuera la primera, la única y la última”.

 

Resumen: Wilfredo Alcántara- Fotos Olga Pérez, Virgilio Félix