«La consagración es la entrega de nuestra vida entera, de nuestro querer, ser y poseer a Cristo. Un interesarse por todo lo que Cristo se interesó, amar lo que Cristo amó. La consagración significará en todos esa valorización de los espiritual por encima de la materia, del amor de Cristo por sobre los bienes del mundo y se resumirá en una entrega de todas nuestra vida a Él, para no tener otro ideal que hacer su voluntad». San Alberto Hurtado