La administración económica de la Parroquia es llevada bajo la dirección del Párroco y compuesta por laicos competentes en administración, con la adecuada asesoría técnica de planificación y programación y con criterio evangélico, le da al dinero y a los bienes parroquiales el uso y la distribución adecuada a las necesidades y prioridades de la parroquia, con transparencia, honestidad y pulcritud. Tiene como objetivo mantener los gastos bajo control y motivar aquellas actividades que se auto-financien. Está orientado hacia una verdadera comunicación de bienes, en la que siempre se toma en cuenta cada una de las necesidades y prioridades de la Parroquia y sus comunidades.